Si
antes abro el pico, antes meto la pata. Si ayer decía que al menos hacía bueno,
hoy la meteorología se ha vengado de mi por bocazas. Ayer, antes de meterme en
la cuna, estaban poniendo en la tele el tiempo que iba a hacer hoy. Mostraban
unos cuantos soles, con unas cuantas nuvecitas y un letrero que ponía: - light
showers. No era sol…, pero no pintaba mal. Cuando esta mañana he asomado la
gaita por la ventana, estaba nubladillo pero nada presagiaba la que me iba a
comer. Tenía pensado llegar hasta Portland, y para llegar hasta allí, iba a
recorrer la famosa “Oregon Coast”. Recorrerla la he recorrido pero verla… No
llevaría media hora encima de la moto cuando se ha puesto a chispear. He
pensado que eso iban a ser las “light showers”, así que no me he preocupado. El
chispeo ha pasado a lluvia, y la lluvia a diluvio. Como ya soy perro viejo, y
he metido la pata a lo largo de este viaje en varias ocasiones, esta vez, en
cuanto he visto que la lluvia empezaba más en serio, me he parado, me he metido
bajo techo y me he puesto en modo lluvia extrema. Si dejaba de llover bien, así
iba también más calentito, y si continuaba lloviendo, al menos me pillaba
preparado. He vuelto a arrancar, ha seguido lloviendo y no ha dejado de hacerlo
durante por lo menos 300 kilómetros. Mi famoso amigo Morgan, si hubiese estado
en mi lugar, habría parado, habría esperado a que pasase la tormenta y luego
hubiese seguido con un sol radiante hasta el final de la etapa. Pero yo, no
tengo esa paciencia y yendo despacio no me importa que me llueva. El problema
es que ha llovido muchísimo y encima hacía frio.
La
verdad es que ir en moto con lluvia es un infierno. No es porque te vayas a
mojar, sinceramente estoy alucinado con el traje de moto que tengo, me han
llovido fácil cinco horas sin parar, y cuando he llegado al motel y me lo he
quitado, estaba seco por dentro. El problema es que la visera del casco se te
moja, se te empaña y se te todo, no se ve un carajo, y es incomodísimo. Para
que no se empañe tienes que abrirla un poco, con lo que te hielas y te empapas
la cara… vamos, el paradigma del confort. Y lo de no ver, además de que es una
putada, cansa un montón. La concentración que tienes que tener es el triple de
la habitual y acabas cansado, al menos yo.
Cuando
he parado, también he hecho un apaño para evitar que se me mojen las manos. He
puesto un par de bolsas de plástico en las manetas de la moto, las he sujetado
con cinta de embalar, luego les he hecho un corte para poder meterlas y
al final, me han quedado una especie de patuquitos para manos la mar de
operativos. Los guantes que tengo son buenos pero al final, con tanta lluvia se
acaban mojando, así que si puedes librarles de la mayor cantidad de agua,
mejor.
He
ido más o menos bien, una, dos, tres horas… Cuando ya iba por la cuarta, he
empezado a tener algo de frio., y en la quinta, ya estaba helado. Al final he
decidido parar antes de mi destino final porque yo creo que estaba sufriendo
una hipotermia. Iba por la carretera destino a Portland, todavía quedaban unos
50 kilómetros y no podía más. He visto un cartelito de esos que anuncian un
motel y de cabeza me he tirado. Cuando he llegado, no he bajado ni el equipaje,
lo primero que he hecho ha sido meterme debajo de la ducha con agua caliente. No
exagero si me he tirado 15 o 20 minutos, simplemente debajo del agua para ver
si entraba en calor. No es que haya hecho mucho frio en la excursión, yo creo
que estaría entre los 8° y 10° pero al final he empezado a tiritar y no había
manera de parar.
Es
una lástima que haya hecho tan malo porque la excursión y el paisaje prometía
pero ver, ver, he visto lo que he podido a través de la visera. De hecho, creo
que hoy he hecho una foto. Ha sido en un momento que ha dejado de llover y
parecía que se abría el cielo, he parado a mirar el mapa y de paso es sacado
una foto, por el hecho de al menos sacar una!!
Las brujas de Salem? |
Estoy
un poco de bajón y no sé muy bien el porqué. Dudo si es porque como me he
congelado también se me ha helado el ánimo o si es porque, de alguna manera, el
viaje está a punto de acabar y ahora mismo estoy pensando algo así como: - ¿y
ahora qué? En teoría me quedarían dos días de viaje. En mi plan original tenía
pensado ir a visitar lo que se conoce como “Olympic Peninsula”, que como su
nombre indica es una península en las proximidades de Seattle, de la que he
oído hablar bien, y ya que estoy aquí… Pensaba acabar en Seattle y al día
siguiente concluir mi viaje. Pero la verdad, después del día de hoy, se me han
quitado un poco las ganas y por otro lado, teniendo de alguna manera “la meta”
tan cerca, me ha entrado una especie de ansiedad por “acabar” ya. O mucho
cambia mi estado de ánimo de aquí a que me despierte, o me parece que
finalmente mañana va a ser mi último día de viaje. Por un lado estoy pensado:
-va coño Álvaro, si es un día…, pero por otro lado pienso: - ya está bien
hombre, ya has visto bastantes cosas y Seattle en concreto la has visto setenta
veces. Para ponerme excusas y pensar que
lo de terminar mañana no es tan malo, la rueda trasera está en las últimas,
está lisa, lisa, no se ven las fibras aún pero no está para muchas alegrías,
así que cuanto menos toque las pelotas, mejor será. Por otro lado tengo la
sensación de que un viaje de este estilo necesitaría tener un “grande finale”
pero la verdad es que no se lo encuentro y estoy un poco… así…
Como
no todo puede ser malo, el día se me ha endulzado un poco al final. Como cuando
he llegado al motel mi obsesión era entrar en calor, no me había fijado que
justo al otro lado de la autopista había un mega outlet con ciento cincuenta
millones de tiendas. Cuando ha dejado de llover, me he animado a cruzar el
puente y para allá que me he ido. No ha estado mal, tenía unas cuantas tiendas
molonas y me hubiese encantado salir de allí cargado de bolsas como Julia
Roberts en Pretty Woman…, pero es que no tengo dónde meterlas. Me he comprado
un pantalón y un jersey para al menos poder cambiar de modelo después de llevar
lo mismo durante más de dos meses.
El
colofón final ha sido que cuando volvía a cruzar el puente sobre la autopista
camino de mi motel, a lo lejos he divisado la señal luminosa de un lugar
llamado Dairy Queen. ¿Y qué es Dairy Queen? Pues se trata de una cadena
norteamericana más de comida rápida, que tiene una mezcla entre hamburguesas y
comida mexicana pero que también está especializada en helados, unos helados en
concreto llamados Blizzard que a mi me vuelven loco. ¿Y qué tienen los Blizzard
estos que me hacen perder el sentido? Pues la verdad es que son unos helados
bastante ramplones, una mezcla entre nata y vainilla que no es para tirar
cohetes pero, que tú puedes decidir ponerle un sabor extra, que puede ir desde
galletas Oreo machacadas, M&M´s triturados… o como a mi me gusta, echarle Reese´s.
Y te preguntarás, ¿y qué son los Reese´s? Pues son un especie de chocolatina
que combina chocolate con mantequilla de cacahuete (peanut butter). El caso es
que esa combinación del helado chungo con las chocolatinas esas trituradas, y
todo mezclado, me vuelve loco. No es que yo sea un amante de la mantequilla de
cacahuete, yo de toda la vida he sido más de Nocilla. Aquí no la tienen, una
lástima, porque lo mismo con ese helado… La de guantazos que me he llevado yo
por la Nocilla de las narices. Recuerdo que mi madre nos compraba a mi hermano
y a mi botes de Nocilla de dos sabores. Mi hermano y yo teníamos predilección
por la Nocilla blanca y nos convertimos en verdaderos cirujanos diseccionadores
de colores. El primero que pillaba el bote, sin que se enterase el otro, le
metía un buen viaje a lo blanco eso sí, sin tocar lo más mínimo lo marrón. Si
tu veías un bote de esos en mi casa, la parte blanca había sido como cortada
con laser. Lo marrón, al final nos lo teníamos que comer, para que mi madre
comprase más para poder así otra vez tener de la blanca. Hace un par de años o
así, recuerdo que estando en el Carrefour, vi que los de Nocilla habían sacado
un bote exclusivamente con la crema blanca. Del subidón que me entró, recuerdo
que le saqué una foto, y se la mandé a mi hermano con el texto: -cuantas peleas
nos hubiesen ahorrado!!! Joder, qué rollo he soltado!!! El caso es que me he
ido al Dairy Queen, me he pedido un Blizzard con Reese´s XL y es lo que me he
cenado. Después de tanto tiempo sin tomar uno, ha sido una especie de
éxtasis!!! Será ese el “grande finale”???
Blizzard de Reese´s |
¡Ánimo Álvaro! La verdad es que voy a echar de menos la lectura de tu blog cuando termines este viaje
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