Según
la sabiduría popular, las decisiones hay que tomarlas habiendo reflexionado y
nunca en caliente o de una manera acelerada. No es que sea ese mi proceder
habitual, más bien todo lo contrario, pero después de una noche de “diálogo”
con la almohada, me levanté con ánimo renovado. Esa renovación me duró hasta
que abrí la puerta y eché un vistazo a cómo se había levantado el día.
Precioso día |
A punto de dejar el motel |
Me
monté finalmente en la moto y arranqué. Hiciese lo que hiciese, tenía que pasar
por Portland y allí tomar una decisión. O continuar por la autopista hacia el
norte que me llevaría hasta Seattle o girar a la derecha y coger la autopista
que me llevaría hacia el este del estado. A pesar del día tan desagradable que
hacía, y aún sabiendo que la rueda trasera estaba hecha unos zorros, cuando me
monté en la moto salí pensando en completar mi itinerario. Me estaba dando un tiempo
hasta llegar a la bifurcación definitiva para tomar la decisión final pero en
mi mente estaba “visualizando” Seattle. Mi visualización se fue enfriando a
medida que pasaban los kilómetros. Esta mañana hacía un día muy desagradable.
Entre la niebla, la humedad y el frío, era el día perfecto para montar en
moto!!!
Llegué
a Portland y me estaba acercando al punto decisivo. Mi corazón me decía una
cosa, mi cabeza otra, y mis manitas y piececitos congelados (y no llevaría más
de media hora encima de la moto) otra muy distinta. Al final, viendo el percal,
con el día tan desagradable que hacía y lo que aún me quedaba por delante me
dije: - qué cojones, ya está bien!!! Y a la derecha que me fui. Reconozco que
una vez que cogí la desviación hacia el este, pensé que quizás tendría que
haber continuado hacia Seattle pero…
Continué
mi camino y a medida que iban pasando los kilómetros, me fui sintiendo más contento.
Sobre todo porque después de aproximadamente una hora, la niebla se acabó
disipando, salió el sol y por lo menos pude entrar en calor.
El viaje no ha
tenido mucho que contar, el paisaje no ha estado mal, cambié de estado…
Bienvenido a Washington |
A
medida que me he ido acercando al final, he estado pensando en las muchas cosas
que me han pasado a lo largo de este viaje, en la cantidad de sitios distintos
que he visto, en la cantidad de horas que he pasado encima de la moto. Los
últimos kilómetros han sido muy extraños, no sabría cómo describirlo.
Y
por fin llegué a mi destino final, Spokane. Y te preguntarás: - ¿y por qué
allí? Es una larga historia pero como hoy es el último día creo que tengo
tiempo para contártela.
Entrando en Spokane |
Allá
por el año 1990, mi madre se empeñó en mandarme a Estados Unidos a estudiar 3º
de BUP (nunca se lo he agradecido lo suficiente). No sé si lo hacía por
perderme de vista o porque el niño aprendiese inglés, el caso es que se puso
muy pesadita para que me fuese para allá. Tuvo que batallar con mi padre hasta
la extenuación, pero como es toca pelotas como yo (o yo lo soy como ella), y
cuando se le mete una idea en la cabeza no para hasta conseguirla, movió Roma
con Santiago hasta que al final empaquetó al niño y lo largó. He de decir que
yo estaba más que dispuesto, a mi, el meterme en fregados siempre me ha
encantado.
Me
mandaron pues, un añito de nada, a los entonces muy lejanos Estados Unidos de
América (las cosas no son como ahora). En esa época, la única manera de mandar
a un chaval a estudiar al extranjero, era a través de unas de las organizaciones
que te ponían en contacto con familias americanas con las que ibas a vivir todo
el año. Dicha organización “esparcía” a los niños por toda la geografía
norteamericana y a mi me tocó venir hasta aquí. Recuerdo como si fuese ayer,
que cuando me dijeron que iba a venir a Spokane, miramos mi hermano y yo en un
atlas verde que teníamos en casa, y cuando vimos que estaba en la costa oeste
de Estados Unidos, probablemente el lugar más alejado de España, pensamos: - joder,
pues sí que está lejos!!!
Como
digo, actualmente las cosas no son como lo eran en el año 1990 y no se tenía la
información que se tiene ahora y sobre todo, no existía internet. Como pequeña
lección de geografía, Spokane está al este del estado de Washington, que es el
estado más al oeste y más al norte de Estados Unidos (si no contamos con
Alaska) En Washington está también la hoy famosísima Seattle. Digo hoy porque
hace 24 años, en España no había oído hablar de Seattle ni Dios. Ahora es
famosa porque es la cuna de Microsoft, de Boeing y de la música “grunge” con
Nirvana, Pearl Jam y todo eso, pero para que te hagas una idea, fue en el año
1991 cuando Nirvana pegó el petardazo, hasta entonces, ni Blas sabía de la
existencia de todo esto. Fue ahí cuando a mi madre, al ver que el niño iba a
estar mas cerca de Honolulu que de Cuatro Caminos, empezó a pensar en dónde se
había metido, ya era demasiado tarde.
Así
que, a finales de julio del año 1990 me embarqué en un avión de la TWA hacia mi
aventura americana. Cuando llegué aquí, el inglés de Toro Sentado y el mío eran
muy similares. No es que haya aprendido mucho desde entonces, pero cuando
llegué no me enteraba de absolutamente nada. De lo que sí que me enteré es que
me presenté en Spokane sin tener una familia definitiva con la que pasar todo
el año. Los primeros días me estuve quedando en casa de la representante de la
organización que me había traído hasta aquí. Estuve con esa familia hasta que
por fin, como a los diez días de estar por aquí, me consiguieron una familia
definitiva, y para allá que me llevaron. En España, los de la organización me
dijeron, por activa y por pasiva, que sería normal que a mi llegada a Estados
Unidos me sintiese, lo que aquí llaman “homesick” (y en Galicia llaman
“morriña”). No fue hasta la llegada a esa segunda familia cuando por primera
vez me paré a pensar dónde coño me había metido. La llegada a esa segunda casa
fue un verdadero shock. Aunque reconozco que el recuerdo que tengo es bastante
vago, sí recuerdo que se trataba de una especie de casa-granja, en la que tenía
animalitos (no para explotarlos, simplemente por tenerlos), dónde la parcela
estaba llena de mierdas y de trastos. Algo que me marcó fue cuando me enseñaron
mi cuarto y vi lo que vi. En primer lugar recuerdo que mi cama era una cama de
agua (sólo en las películas había visto una cosa semejante) y algo que se me
quedó grabado de por vida fue que, encima de la cama, había un gato como un
tigre de grande. Cuando hice por quitarlo de encima, me metió un bufido que no
me atreví a acercarme en toda la mañana. El gato era además una especia de gato
persa y en la cama había unas bolas de pelo tamaño gigante. El colofón fue
cuando fui al baño, y para ir abreviando, no podía tener mas mierda, más pelos
y más de todo. La verdad es que me entró un bajón que no te puedes imaginar.
Estuve un rato metido en el cuarto pensando la cantidad de días que me quedaban
por delante hasta que me volviese a España y se me vino el mundo encima.
Para
intentar despejarme un poco, le dije a la señora de la casa que iba a darme una
vuelta por el vecindario. Salí a la calle y me eché a andar. Después de un buen
rato, di con un 7/11 (Seven-Eleven) y en ese momento, aunque había estado
luchando contra eso pues sabía que les iba a dar un sofocón, pensé en llamar a
mis padres y contarles lo que me estaba pasando. Entré en el 7/11, saqué un billete
de 20$ y medio por señas, medio haciendo el pino puente, le expliqué al cajero
que quería cambio para llamar por teléfono. Me cambió todo en monedas de 25¢ y
para la cabina que me fui. Cuando estaba frente a la cabina viendo cómo
funcionaba, se me acercó una mujer y me preguntó si necesitaba ayuda. Le medio
expliqué qué es lo que quería hacer y se ofreció a ayudarme. Habló con la
operadora y parece ser que esta le dijo que si esperaba unos 15 minutos, la
tarifa cambiaba y podría hablar el doble por el mismo precio. Se lo agradecí, y
mientras esperaba la mujer siguió hablando conmigo. Me estuvo preguntando que
de dónde era, cuanto llevaba aquí, qué tal con mi familia… y ahí fue el momento
en el que me derrumbé y le conté que me habían llevado a una familia nueva, que
la casa era una mierda, que vivía con un tigre… la mujer intentó calmarme,
diciéndome que no me preocupase, que bla, bla, bla… Me dijo que le diese el
teléfono o el contacto de la representante de la organización para que ella
pudiese llamarla y explicárselo pero me dijo que en ese momento no podía
hacerlo, porque había quedado con un cliente, tenía que irse sí o sí, y que
podría hacerlo en una media hora más o menos. Me preguntó entonces si quería acompañarla, tenía que visitar al cliente, pasar por su oficina y desde allí llamaría a la representante.
La primera cosa que me dijo mi madre nada más nacer fue: no hagas caso a desconocidos. La primera cosa que me dijo me madre cuando me mandó
a EE.UU fue: - no hagas caso a desconocidos. Y la primera cosa que me dice mi
madre cada vez que me ve, aún hoy teniendo ya cuarenta años, es: - no
hagas caso a desconocidos. ¿Y qué es lo que hice yo? Hacer caso a una desconocida y montarme en su coche, tan contento. He de decir que tenía bien presente lo de no hacer
caso a desconocidos pero pensé que, si la cosa se ponía chunga, siempre podría
escaparme. Por aquella época tenía el tamaño que tengo ahora más o menos, un
poco más delgado, con un poco más de pelo y más o menos con la misma madurez
mental. Me llevó a visitar a su cliente (yo me quedé en el coche), me llevó a
su oficina y finalmente me llevó a su casa. Me la enseñó, me hizo un sándwich
para comer y como ya llevábamos tiempo desde que me había encontrado, me dijo
que quizás la otra familia estaría preocupada y para allá que me llevó. Durante
la visita, me estuvo contando su vida, me dijo que era una mujer divorciada,
que tenía dos hijas, una de mi edad y otra cuatro años mayor y que a ella le
encantaría tener un estudiante de intercambio, pero que probablemente la
agencia no considerase que su situación era el “enviroment” (ese día aprendí
esa palabra en inglés y no se me olvidará en la vida, a propósito, significa: ambiente) más
apropiado para un estudiante de intercambio. De todas formas me dijo que no me
preocupase, que ella iba a llamar a la agencia y a la representante y que iba a
solucionar mi problema como fuese. Me dejó a unas manzanas de mi casa nueva y
nos despedimos.
Esa
misma mañana, a las pocas horas, apareció la representante de la organización,
me dijo que cogiese la maleta (no la había deshecho aún, el tigre no me
había dejado), que me fuese para el coche y que la esperase. A los pocos
minutos volvió y con ella que me fui. Pasé con ella otros diez días hasta que
finalmente me dijeron que esta vez sí, habían encontrado una familia adecuada
para mi. Me llevaron hasta allí y cual fue mi sorpresa cuando llegamos a la
casa de la mujer que me había salvado en aquel 7/11.
Podría
contar miles de historias que me ocurrieron a lo largo de ese año pero no estoy
aquí para eso. Sólo puedo decir que fue uno de los mejores años de mi vida, que
tanto ella como sus dos hijas me trataron fenomenal y que fue tal el vínculo
que creamos entre nosotros que han pasado 24 años y aún mantenemos el contacto.
De hecho las he visitado en muchas ocasiones, han estado en España… y esa es la
razón por la que decidí concluir mi viaje aquí, en Spokane.
Al
final, he llegado con tres días de antelación respecto a lo que era mi plan
original. Voy a estar por aquí unos días viendo cómo “soluciono” el tema de la
repatriación de “maletitas” o lo que finalmente hago con ella.
Y
esto es lo que ha dado de sí mi viaje americano. La verdad es que ahora tengo
una especie de sensación agridulce. Por un lado estoy contento de haber acabado
y sobre todo de haberlo hecho en una sola pieza, sin haber tenido un solo
problema grave, caída… Pero por otro lado tengo una especie de sensación de
vacío, un poco lo que explicaba el otro día de: - ¿y ahora qué?.
Estado de la rueda trasera |
No
sé, ahora mismo pienso que realmente ha sido una experiencia, seguro que con el
tiempo y la perspectiva lo veré de otra manera. Creo que ya he tenido bastante
moto y toca cambiar de tercio. No dudo que en breve se me ocurrirá otra
capullada más que hacer pero…, ahora me apetece estar en casa, enroscado en el
sofá.
Gracias
a todos aquellos que me han ayudado a lo largo del viaje, desde el primer día
hasta el último y gracias sobre todo a mi querida “Maletitas” que sin ella no
hubiese podido llegar hasta aquí.
Gracias "Maletitas" |
Y
nada más, ya he llegado y ya no tengo nada más que contar.
El final |
Adiós.
Ya has llegado a la meta Alvarito!! La verdad es que ha sido un viaje apasionante, y te agradezco que nos hayas hecho partícipes de tus aventuras con tu ingenio y tu esfuerzo (yo no sé si tendría cuerpo para ponerme a escribir después de 10 horas encima de la moto). Echaremos de menos la dosis diaria de Willy Fogg, a Maletitas y sus achaques, las mordidas, timos y burocracia maligna que has padecido, y esas personas maravillosas que has encontrado en el camino. Disfruta de tus chicas y nos vemos por aquí in a week's time!! (llegas a tiempo de cuartos de Copa de Europa ...)
ResponderEliminar¡Bravo, Álvaro! Ya has llegado a tu destino. Tras tantos días encima de la moto, tantos periplos y aventuras...toca punto y final a esta gran aventura en moto que muchos hemos estado siguiendo desde este blog. Ahora toca hacer balance y descansar ambos, tanto tú como ''maletitas'' y por qué no, empezar a dar vueltas a la cabeza en busca de nuevos retos y aventuras. Un abrazo muy grande desde Valladolid.
ResponderEliminarEnhorabuena Alvarito por conseguir tu reto! Ya llegaste sano y salvo. Seguro que con el paso del tiempo y cuando lleves una temporada en los madriles empezarás a darte cuenta del viajazo chulo que te has metido y que muy poca gente tiene lo que hay que tener para hacerlo (sobre todo tiempo). Disfruta los días que te quedan con tu host-family, hinchate a Blizzards con Reese`s y nos vemos pronto por aquí que después de tanto Sur-Norte te apetecerá una cervecita bien tirada en el Norte y Sur, supongo...!
ResponderEliminarUn abrazo máquina, y cuidate!
El Anónimo.
Tu travesía termino, ahora solamente queda el último acto, el que todos te deseamos, feliz retorno.
ResponderEliminarEnhorabuena Alvaro!!! lo habéis conseguido!!! deja la moto allí y pégate otro viaje por USA y Canadá más adelante
ResponderEliminarTu moto de Enduro esta celosa... ;-)
Eres el mejor!!!
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