viernes, 30 de enero de 2015

28 de enero de 2015: Río Gallegos – Ushuaia – 590km – 12h30

Salí a las 8 de Río Gallegos, la noche anterior el famoso Morgan me había mandado un wasap para ver si quedábamos y hacíamos la ruta juntos. Quedé con él a la salida de la ciudad (él una vez más había dormido en una gasolinera) y emprendimos el camino hacia la frontera. En aproximadamente una hora llegamos al paso fronterizo argentino-chileno. Estuvimos cerca de una hora y media haciendo los trámites. La verdad es que no pusieron ningún problema, no pidieron ningún papel fuera de lo normal, estaba todo bastante organizado pero el problema es que había aluvión de gente en ese momento y la cola, a pesar de que había abiertas un montón de ventanillas, era larga, larga. Durante la hora y pico que estuvimos esperando, mi amigo Morgan me estuvo contando (y yo a él) cómo había sido el camino de ayer. Le conté que me había caído la del pulpo, que había habido un viento huracanado y él no salía de su sorpresa. Al parecer debió de ir por detrás de mí y cuando llegó a la gasolinera donde yo me pertreché con todos los aperos para la lluvia y emprendí el camino, el se quedó esperando, estuvo algo más de dos horas parado y me contó que después de esperar, cuando aclaró, apenas le llovió y el famoso viento huracanado del que yo le había hablado desapareció. Yo no daba crédito, me estaba diciendo que para él la etapa de ayer fue como pasear con Miss Daisy y yo me había chupado el huracán Mitch y el Monzón juntos, la verdad es que él no dejaba de preguntarse cómo había sido yo tan toli de no esperar a que parase la lluvia. De hecho me dijo que cuando él estaba llegando a la gasolinera de marras me debió ver salir, no me reconoció porque yo llevaba un chubasquero amarillo y cuando vio que alguien salía pensó: alma de cántaro!!! Hay que joderse, duerme en gasolineras mejor que yo, tiene conexión 4G y encima no le llueve ni una gota, alucinante.

Estando en el puesto fronterizo aparecieron dos alemanes, un hombre y una mujer con dos flamantes BMW´s. Si yo no dejo de quejarme del muchísimo equipaje que llevo y no paro de preguntarme cómo puedo tener tantas cosas cuando hice propósito de no traerme nada, estos, además de llevar unos motones con todos los extras que les puedas poner, llevaban unos maletones el doble de la capacidad de las mías, y un par de bolsones detrás que no sé como no iban constantemente en caballito. No les quise preguntar qué era lo que llevaban porque por las pegatinas que llevaban en las maletas de haber estado en África (cosa que luego corroboré) parecían Ewan McGregor y su amigo en el Long Way Round, iban más equipados aún.




Nos soltaron más o menos a los cuatro a la vez de la frontera y fuimos hasta un ferry que cruza el estrecho de Magallanes desde el continente hasta la Isla de Tierra de Fuego (yo me he enterado hoy que era una isla y llevo meses mirando mapas, manda huevos). Una vez en la isla, había una carretera bastante entretenida con bastante curvas y muy bien asfaltada pero lo bueno se acabó y empezó una de las famosas carreteras de ripio (como aquí  lo llaman) Las carreteras de ripio no son más que una especie de pista forestal de tierra, algo más ancha y bastante cuidada donde si la cosa no está mal, se puede ir a 70-80 sin problemas.



Habrá quien diga que ellos han ido a 100 o más, perfecto, si se han querido dejar la piñata en la carretera de ripio fenomenal pero yo por crecerme más de la cuenta (y he ido como la super-abuela) casi me meto dos galletones que no me hubiesen hecho nada de gracia. Podría achacarlo a mi falta de pericia pero sin llegar a ser Marc Coma tengo unas cuantas horas de moto de enduro en el cuerpo y sinceramente estas motos (al menos la mía) a pesar del look endurero o todo terreno, son motos de carretera pura y cuando las metes en un camino… No sé si son las ruedas (llevo las ruedas de serie) no sé si es la suspensión, no sé si es el peso de la moto pero ha habido dos veces que no me he leñado porque Dios no ha querido. En cuanto la moto pasa por un sitio de tierra blanda, se hunde de delante, empieza a dar bandazos (imagino que por el peso y la inercia que tiene) y creo que las he salvado porque tengo las patas largas y porque hoy era mi día. Además, con el peso de las maletas y de la bolsa que llevo detrás, me da la sensación que la suspensión hace tope o casi constantemente y eso me duele hasta a mi. He probado a ir de pie y ni con esas, cierto es que se iba algo mejor pero la postura es incomodísima. No debo de ser el único que ha experimentado eso hoy porque me he encontrado por delante a un grupo de tres motoristas venezolanos y uno estaba en el suelo y me ha dicho que le ha pasado justo lo mismo que he experimentado yo. Llevaban BMW´s grandonas luego me da que no es la moto. Al final me he calmado, he ido más despacito y los 100 kilómetros de pista que me he comido han sido un verdadero infierno. He de decir que lo bueno de que la cosa se ponga complicada (llueva, haga viento, vayas por una pista) al menos hace que estés entretenido porque hoy, de los 500 y pico kilómetros que he hecho, 400 han sido una vez más un verdadero tostón. No me canso de decirlo pero el paisaje desde Buenos Aires hasta aquí es terriblemente aburrido, insoportable.

La carretera de ripio además de haber podido dar con mis huesos en el suelo ha tenido otra consecuencia y es que creo que mi hasta hoy amigo Morgan me da a mi que se ha enfadado conmigo. Cuando hemos empezado el camino, él iba delante e iba a no sé si a 2km/h o a 3. Iba a esa velocidad en la que te comes todo el relieve de la pista y se convierte en un traqueteo insoportable. Los primeros kilómetros he tenido paciencia y me he quedado detrás pero cuando he visto una señal que decía que quedaban 110km hasta la frontera (dos cosas, primero para ir de Río Gallegos a Ushuaia se tiene que cruzar la frontera dos veces, primero se entra en Chile, se hace un tramo allí y luego se vuelve a entrar en Argentina y segundo, el tramo de ripio va hasta el puesto fronterizo) he pensado: - a este ritmo me corto las venas. Le he pasado, no es que me haya puesto a correr y se ha ido quedando atrás, quedando atrás hasta que lo he perdido. Cuando he llegado a la frontera he esperado unos 20 minutos y como no venía he dicho: -que le den… y he seguido. Quedaban aún 300 kilómetros por delante, eran ya las cinco de la tarde y yo estaba ya hasta el moño de moto. El caso es que cuando he llegado a Ushuaia, le he mandado un wasapito diciéndole que ya había llegado y qué tal le ha ido a él y no me ha contestado y sé de buena tinta que lo ha leído, porque he visto el doble check. Así que me da a mi que un amigo menos, joder, soy un asocial. En el fondo he de reconocer que me siento un poco mal, debía de haber esperado, debía de haber parado y haberle dicho algo, tipo que tiraba, que no… y no he hecho nada de eso, en mi línea habitual me he despedido a la francesa sin decir ni pio. Sé que está mal, probablemente le acabaré escribiendo un mensajito pidiéndole disculpas pero el mal está ya hecho… perdóname Morgan.


Una vez pasada la frontera Argentina como he dicho antes quedaban unos 300 kilómetros hasta Ushuaia. Me he pasado todo el camino pensando: - y realmente va a merecer la pena tanto Ushuaia como para haberme metido cuatro días de moto infumables, mega infumables? Como consuelo puedo decir que camino de Ushuaia encontré mi lugar.

En una señal!!!

Al final voy a decir que Ushuaia mola un montón para justificar mi cagada? Pues la verdad es la siguiente, hay que reconocer que los últimos 100 kilómetros hasta aquí son bonitos. Hay montañas, arboles, lagos… la carretera por fin tiene curvas!!!

Lago Escondido

Es bonito pero me esperaba algo más, sobre todo por el “nombre” que tiene Ushuaia. La ciudad la verdad es que bonita, bonita tampoco es, está en mi opinión mega explotada con el pretexto de que es la ciudad más austral del mundo y todo eso y sinceramente por lo que he visto… Como consuelo me queda decir que he llegado, como se dice por ahí lo puedo “tachar” de mi lista. Ya estoy aquí, nada puedo cambiar pero creo que sabiendo lo que sé, si volviese a hacer un viaje de este estilo esta etapa me la ahorraría. Probablemente si me oyese un argentino o si el responsable del consorcio de promoción turística de Ushuaia alguna vez leyese esto me mataría pero… es lo que pienso. Si te traen en un avión hasta aquí, perfecto, pero hacerte 3.000 kilómetros en moto para verlo, definitivamente no. Sé que habrá quién discrepe de esto pero probablemente esté influido por el tedio que me he comido los últimos días y eso influya bastante en mi percepción. Aún así me conformaré con decir, como me ha dicho el tipo de la aduana, que he llegado al fin del mundo en moto (también llegué una vez en mi Ford Fiesta 1.1C hasta Finisterre y no le di nunca tanto bombo, tendré que empezar)

Etapa del día

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