Mi breve periplo costarricense llegaba hoy a su fin y en vez de darme una tregua en cuanto a lo meteorológico, se empeñó en que no. Mis esperanzas de ver el volcán Arenal se esfumaron en cuanto asomé la gaita por la ventana esta mañana. Seguía cubierto y había lluvia torrencial intermitente, llovía diez minutos, paraba otros diez. Como no me iba a quedar toda la mañana a ver si aclaraba el día, recogí los trastos, carretera y manta. Me mojé un poco pero lo bueno de estas latitudes es que aunque te mojes no es terrible. No hace frio y en cuento deja de llover y sale el sol, te secas en seguida.
Algo
que me ha sorprendido de Costa Rica ha sido que no todo es verde, no todo es
jungla… Cuando salí de la zona de las montañas y llegué más o menos al “llano”
me sorprendió ver un paisaje bastante seco, muy pelado de vegetación y también
muy ventoso. Desde un lugar llamado Viñas hasta la frontera con Nicaragua es un
secarral.
Si en la zona de la montaña la temperatura era agradable, en esta
zona volvieron los 700°. La ropa tardó en secárseme dos minutos y medio. En un
principio lo agradecí pero luego lo eché de menos.
Después
de un rato de llano en llamas, llegué a la frontera entre Costa Rica y
Nicaragua. Lo primero que me sorprendió fue ver la fila de camiones que había
para cruzar la frontera. No exagero si digo que había una cola de casi 5
kilómetros. Menos mal que la fila de los camiones no tenía nada que ver con la
de los otros vehículos si no, no salgo de allí en quince años.
Según llegué a la
frontera una legión de “gorrillas” me asaltaron ofreciéndome todo tipo
servicios, desde cambiar dinero, pagar
la tasa de salida en su quiosco, rellenarme el papel de salida del país… Les da
igual de dónde seas, como te vean medio blanco te hablan en inglés y aunque
contestes en un perfecto castellano de la Real Academia, ellos siguen erre que
erre en inglés. Sería este un sitio perfecto para hacer una inmersión
lingüística. En mi opinión tienen una política comercial errada, tendrían mucho
que aprender de los gorrillas marroquís que te asaltan cuando llegas a
Marruecos. Esos tienen “master en gorrilla” y no cometen esos fallos de
principiante. Por lo pronto, por tu fisonomía te clavan y aciertan siempre en
el idioma en el que te tienen que hablar, aún así, si tienen la más mínima duda,
utilizan sus preguntas técnicas comenzando con el famoso: ¿Madrid?, ¿Barcelona?,
¿Lugo?… Como abras el pico te hacen un estudio fonético y pueden determinar de
qué región eres con poco margen de error, una vez “localizado” empiezan con el:
Real, Atleti, Rayo… y como les digas en más de dos palabras que no te gusta el
futbol, te calan del todo y empiezan: madrileño, de Cuatro Caminos… Bravo
Murillo, Reina Victoria…
Esquivados
los gorrillas, a la oficina de pasaportes que me fui. Hay que decir que el
complejo fronterizo costarricense, y también el nicaragüense posterior, son un
verdadero despelote. Los edificios están por ahí desperdigados, no hay ni orden
ni concierto y parece que la frontera la cruza todo Dios sin ningún tipo de
control. Cuando llegué, me llevé la grata sorpresa de que tenía que pagar 7$ para
abandonar el país en concepto de “impuesto de salida terrestre”. Había una
especie de cajero para pagar esa tasa pero la chica me dijo que “misteriosamente”
nunca funcionaba, pero que podía pagarla en unos puestos que estaban justo en
frente, dónde me iban a cobrar 1$ de más por la gestión. A uno de esos puestos
que tuve que ir y 8$ que solté.
Tasa de salida de Costa Rica |
Volví con mi impuesto pagado, sello al canto y
corriendo a la oficina de la aduana para entregar el papel de la importación
temporal. Después de comerme una cola de fácil media hora, llegué a la
ventanilla. La funcionaria de turno me pidió una copia de dicho papel. Cuando
el dije que yo no quería copia, ella me dijo que era obligatorio, rebote que me
pillé, me acordé de la burocracia de las pelotas y a por la copia que me fui.
La combinación, 800°, con ir vestido con traje de astronauta, más hacer colas
absurdas no me va muy bien y me he dado cuenta que me pongo más pulgoso de lo
habitual. Me entró un ataque de chulito y me dije: A tomar por saco, paso de
entregar el papel y cuando esté en España que me busquen si he sacado la moto
del país o no. Cogí la moto y hacia Nicaragua que me fui. Cuando estaba a punto
de llegar a la línea fronteriza, de detrás de un matojo salió un tipo y me dio
el alto. Era un agente de aduanas costarricense. Me pidió el papel de la
aduana, yo le di, haciéndome el tonto, el que tenía, me dijo que ese no valía,
que tenía que ser “una copia sellada”, me hice el sueco diciendo que mi
intención era volver a Costa Rica y que como el permiso tenía vigencia de tres
meses no pensaba que tenía que volverlo a hacer y bla, bla, bla… que me tuve
que volver a sacar la fotocopia y a que me pusieran el sello. Tuve la brillante
idea de fundirme, justo antes de cruzar la frontera, todos los colones
costarricenses en echar gasolina, así que no teniendo un duro para sacar la
fotocopia, tuve que pagar en dólares y me devolvieron en colones otra vez, la
jugada más inteligente de todo el viaje. Cuando volví a entrar en la oficina
con el rabo entre las piernas, la funcionaria me llamó saltándose toda la cola,
me preguntó con cierta sorna cómo había tardado tanto, me puso el sello y me
dio el papel. ¿Qué aprendí de todo esto?… las chulerías se pagan, carísimas!!!
Camino
otra vez de Nicaragua, otra vez que salió el de las aduanas, esta vez de detrás
de una palmera, papel que le largué y adiós Costa Rica. Si la parte de Costa
Rica es el despelote, lo de Nicaragua no tiene nombre. Cuando llegué otra vez una
legión de pelmas ofreciéndome sus servicios. Menos mal que muy pesados no son,
dices que no una vez y se piran, lo malo que te preguntan 10 o 12. Salvados los
braseros, llegué a una especie de arco de fumigación dónde estaban fumigando
los camiones que entraban.
Arco de fumigación |
Uno que había por allí fumigando, la verdad es que
muy majo, me dijo cuales eran los pasos que tenía que seguir para poder entrar.
En primer lugar pagar 3$ para que me fumigasen una vez más la moto. Hala, a
soltar otros 3$!!!
Precios de fumigado |
Después de fumigada, tenía que buscar a un agente de aduanas
que debía de estar pululando por allí para que me diese el primer papel. Me
puse a buscarlo, le debería distinguir porque llevaban unos polos color añil
característicos.
Maletitas fumigada |
Por allí resoplaba uno y a por él que fui. Detrás suyo había
una cohorte de conductores de camión que lo buscaban para que revisase su
camión y poder así continuar. Habría fácil cinco o seis, parecía un mercado
persa, todos intentando llamar la atención del agente para ser los primeros. Vi
que la cosa se podía alargar y decidí actuar, asalté al agente, le dije que tenía
una moto, le empecé a explicar que me iban a fumigar, a contarle un cuento
chino, le eché el brazo por encima, en vista de que aún estaba reticente utilicé
el viejo truco de cogerle de la mano. Como me contó en su día un amigo, lo de
la mano es mágico. No sé si nos retrae a la infancia pero como alguien te coja
de la mano y te lleve a algún sitio, para allá que vas todo confiado. Lo que
tardó en reaccionar fue suficiente para estar frente a la moto, que me hiciese
el papel y continuar.
Después de conseguir ese papel, tuve que ir a otro edifico para que me diesen un papel de
los servicios sanitarios. Para allá que fui, me preguntaron mi nacionalidad y
papelito que me dieron. A continuación, corriendo a otro edificio a sacarme un
seguro obligatorio de la moto. Otros 12$ que tuve que soltar para el seguro de
marras. No contentos con eso, también te hacen pagar otros 7$ para pagar una
cosa que ellos llaman “rodaje”. Es una especie de peaje por el uso de sus carreteras. Una vez salvados esos trámites, tenía que ir a sellar mi
pasaporte. Para entrar en el recinto de sellado, había que pagar 1$ a la
municipalidad. ¿Para qué? Ni idea!!! Pero sin ese dólar no se entraba. Una vez
llegada a la ventanilla había que soltar, otra vez, otros 12$. 10$ en concepto de
tarjeta de turismo del Instituto Nicaragüense de Turismo y otros 2$ en concepto
de despacho de entrada. Al final entre pitos y flautas para poder salir de
Costa Rica y entra en Nicaragua (en moto) hay que desembolsar 43$, no está mal,
¿no?
Una
vez sellado el pasaporte, tenía que buscar a otro agente de aduanas para que me
“revisase” la moto. Oteé el horizonte en busca de un polo añil, otro que cogí
por el cuello (esta vez no hizo falta cogerle de la manita), revisión somera de
la moto, sello al canto al papel de la aduana y con ese papel “multi sellado”
otra vez a otra oficina para hacer el papel definitivo. Todos estos trámites están
desperdigados unos de otros. Las oficinas no tienen ni orden ni concierto y
tienes que estar yendo de una oficina a la otra como un tonto.
Complejo fronterizo nicaragüense |
Por fin logré mi
papel de la importación temporal y pude continuar mi viaje. Todas las gestiones
de cruce de ambas fronteras me llevaron casi dos horas y media, no está mal!!!
A favor de la administración nicaragüense he de decir que están más
evolucionados que otras administraciones y aunque te sacan la pasta, al menos
no te piden copias absurdas y tienen un escáner en la ventanilla para poder
hacer copias de todos tus documentos. Ya con todos mis sellos, papeles, seguros
y tasas pagadas puede entrar en Nicaragua.
Bienvenido a Nicaragua |
Había
llegado la hora de comer, llegué a un pueblo grande, estaba hambriento pero
lamentablemente no tenía un duro. El dinero que llevo en la cartera para las
“emergencias” me lo habían levantado en las fronteras, no encontraba un cajero
ni a tiros y mi “dinero secreto” (ese que me trago todas las mañanas y recupero
todas las tardes) estaba un poco inaccesible. Según pasaba por el pueblo vi una
señal de Burguer King (sí, hay Burger en un pueblo perdido de Nicaragua) y allí
que paré. En la puerta había un letrero gigante diciendo que aceptaban tarjetas
y ese era mi sitio. Cuando entré no di crédito. Estaba a rebosar, y allí había
más iPhones desenfundados que en un Apple Store. Viva la globalización!!! He de
decir que me comí el mejor whopper que me he comido en años. Tenía exactamente
la misma pinta que los de la fotos publicitarias.
El
camino hasta Granada que era mi destino discurría al lado del Lago Nigaragua,
se veían unos volcanes que creo eran la isla de Ometepe… fue bastante chulo.
Lago Nicaragua |
Cuando
llegué a Granada también me gustó. Es un pueblo grande cuyo centro lo tienen
más o menos bien cuidado, con unos cuantos edificios chulos, unas cuantas
iglesias y con cientos de turistas norteamericanos. No sabía yo que Nicaragua
estaba tan “tomada” por Estados Unidos. Cuando yo era pequeño me suena recordar
que en el telediario hablaban del tema de la guerrilla, del Frente Sandinista,
de Daniel Ortega… Yo pensaba que Nicaragua había sido más “rebelde” con Estados
Unidos pero me da a mi que han hecho la transformación por la puerta de atrás.
No han abierto mucho el pico, imagino que habrán pasado por el aro, Daniel
Ortega sigue apareciendo en todos los carteles (yo creo que es el presidente
actual) y lo cierto es que yo me la he encontrado mucho mejor de lo que
esperaba. Me habían hablado de Nicaragua que era segura, que estaba bien, pero
la imaginaba peor. A ver, no es Noruega pero yo la veo muy bien.
Muelle Granada |
Ah,
una última cosa, ayer cuando estaba cenando se me acercaron setecientos
vendedores de todo tipo, de hamacas, figuritas varias, dulces… el caso es que
varios vendían lo que aquí llaman “marañones” que son los famosos cajús de los
que hablaba yo el otro día. Ah!! Otra cosa más, se me ha olvidado comentar el
curioso acento que tienen los costarricenses. Curiosa forma de pronunciar la
“erre”. Su erre suena como cuando nuestro amigo “Ansar” tuvo una reunión con
Bush poniendo los pies encima de la mesa y luego dio un discurso en el que
parecía que se le había olvidado el español. No se le olvidó, es que lo había preparado
en Costa Rica.
Nombre de cerveza premonitorio |
Después de ver tu primer video, estoy convencido de que me quedé en ese mismo apartamento enfrente del volcán Arenal. Aunque yo si que lo vi son su cono de lava saliendo sin parar toda la noche. Muy chulo la verdad. Con unas cuantas Ïmperiales"a mano, claro.
ResponderEliminarEl Anonimo