viernes, 20 de marzo de 2015

18 de marzo de 2015 – Antigua Guatemala – Semuc Champey – 489km – 12h

Estoy ahora mismo escribiendo esto en una especie de hostal para mochileritos asesinos en medio de la nada, y tengo la sensación de que pinto menos aquí que Pitita Ridruejo en una fiesta punk. O se me ha pasado la edad o la gente viaja cada vez con mayor precocidad. Yo cuando tenía veintitantos, no recuerdo estar haciendo viajes por Guatemala con los coleguis, creo que como mucho me fui a Marruecos con mi amigo Gonzalo, no sé si diez o doce días, y eso fue el aventurón. Mi mega viaje juvenil unos años antes fue haberme ido de Interrail por Europa con mis amigos Marcos y José Luis, pero Guatemala???? Empiezo a sonar como un abuelo, pero de veras que estoy alucinando. Cuarenta años he tardado en venirme yo para acá, y estoy rodeado de jovencitos universitarios norteamericanos que están como Pedro por su casa. Madre mía cómo cambian los tiempos.

No empezó mi día con demasiado buen pie. En teoría hoy dejaba Antigua pero antes de hacerlo tenía la espinita clavada de visitar el famoso volcán Pacaya (el que no pude visitar el primer día). Anoche, contraté una excursión para que me llevasen con la fresca, me lo enseñasen y en teoría a mediodía me devolvían al hotel en Antigua. La hora de la recogida era a las 6 de la mañana en la puerta de mi hotel. A esa hora estaba yo toda equipada con el modelo “Nancy Exploradora”, hasta me había dado tiempo a comprarme una especie de empanada y una botella de agua para la excursión. Seis de la mañana, seis y cuarto… qué impuntuales son estos guatemaltecos…, seis y media…, pues sí que tardan…, siete menos cuarto…, me cago en su p… madre…, siete…, se han olvidado de mi, nadie me quiere. En vista de que no venían a por mi, decidí irme por mi cuenta, el volcán Pacaya lo veía por coj…

Cuando un día empieza mal, continua mal y hoy ha sido así. Según me dijeron, el volcán Pacaya estaba aquí al lado, vamos que casi, casi podía tocar la lava estando metido en la cama. Pues lo que aquí llaman cerca, son 80 kilómetros de ida y otros 80 kilómetros de vuelta. Y eso, en mi pueblo, se llama estar en el quinto carajo. Si además le sumas que para llegar, te tienes que comer la “entrada” a la ciudad de Guatemala, meterte en su M40 y chuparte un atasco de mil demonios… tela, marinera. Pues ahí estaba yo, metido en la vorágine guatemalteca para ir a quemarme el hocico en un volcán. 



Llegué al volcán después de hora y media de camino y para empezar me encontré que tenía que pagar 50 quetzales (6,50€) para entrar en el parque nacional de marras y además tenía que pagar otros 100 quetzales (12,75€) para contratar un guía que me subiese, pues sólo no me dejaban subir. Como ya estaba allí me dije: - va, tira, que no vienes a un volcán todos los días. Me hizo una gracia que no te imaginas, pero bueno, cómo dijeron que hacía falta guía, imagine que la subida al volcán iba a ser extrema, trepadas de grado 9 o superior, rapels de por lo menos 50 metros, vamos, lo clásico. La única vez que he contratado un guía para que me lleve a algún sitio ha sido cuando he hecho excursiones de esquí de travesía, con unos cuantos amigos del trabajo, en los Alpes. Aunque la historia es un poco larga, fuimos a dar con un guía de la Escuela de Montaña de Chamonix para que nos sacase de paseo por las crestas alpinas. El guía, un tal Christoph, nos llevaba cogidos de la mano por los avernos y las panzas malignas, y por el mero hecho de que estuviese a tu lado, desaparecían todos tus temores. Yo, que tengo un vértigo del carajo, era darme la manita y se me quitaban todos los miedos, hasta me hubiese subido con él al K2. El caso es que cuando por fin apareció mi guía, me puse a mirar a ver si encontraba la cámara oculta. Apareció la versión guatemalteca de Falete delante de mí. En ese momento pensé: - ¿y este de dónde me va a sacar a mi??? Pero si le cuesta hasta andar!!! Nada, era el guía que me tocaba y con él (o ella) tenía que apechugar. Excursión que empezamos y a los 150 metros se paró y empezó a explicarme no sé qué gaita sobre unos arbustillos de la zona, cuyos frutos son buenos para el tracto intestinal. - Mi tracto intestinal funciona perfectamente, yo quiero ver lava, así que tira!!!! Habitualmente más o menos estoy en forma, depende del pique que tenga con mis compañeros de trabajo, pero puedo decir que después de dos meses montado en una moto, mi forma física no es mala, es patética. Pues bien, a pesar de ir subiendo al ritmo que sube un alpinista cuando está a 8.000m, mi amigo Falete, no podía con su alma. En teoría, la excursión era de tres horas, llevábamos unos 15 minutos y ya le veía congestionado. Otra parada que me hizo para explicarme no sé qué sobre los robles americanos y en vista de que me olía el percal, le dije que menos explicaciones y más ascensión, las explicaciones me las podía dar mientras andábamos. Seguimos subiendo, yo seguía preguntando, pero veía que muchas contestaciones no me daba. Bajé un poco el ritmo (iba dando pasitos como las muñecas de Famosa cuando se dirigen al Portal) y cada vez estaba más rojo. Visto lo visto, le planteé que fuese a su ritmo, yo al mío, y que no se preocupase si me saltaba un par de explicaciones sobre plantas medicinales, creo que podría vivir sin ello. No le hizo mucha gracia mi propuesta, dijo que era obligatorio subir con un guía y bla, bla, bla pero finalmente me puse pesadito, le dije que tenia prisa y que, o eso, o demarraba a lo Perico Delgado y no me veía más el pelo. Aceptó de mala gana y tiramos cada uno por nuestro lado. Seguí subiendo, llegué al final de la excursión y mi gozo en un pozo. Si mi idea era ver ríos de lava, cenizas y erupciones asesinas, no vi un carajo. Sólo vi a un grupo de guiris haciendo la gilipollez de poner, los que ellos llaman “marshmallows” y nosotros llamamos “nubes” (en las películas con doblaje sudamericano dirían malvaviscos), pinchadas en un palito y tostándose en uno de los numerosos agujeritos en la lava solidificada por donde salía calor. 

Cima del Pacaya

 Hace años, mi amigo Manu me contó que hizo un viaje con otro amigo mío de Málaga (no digo su nombre que luego se me enfada) por Estados Unidos, y el de Málaga no paraba de decir, cada vez que visitaban algo, que eso que estaban viendo era clavadito a este o ese sitio en Málaga. De hecho me contó que fueron a ver el Cañón del Colorado y el de Málaga dijo: - Esto…, igualito que el Chorro de Málaga. Cuento esto porque hoy he tenido esa sensación. Mucho Volcán Pacaya, mucho volcán con actividad pero vamos, que me quedo con la visita al Timanfaya de Lanzarote y no me tenía que venir hasta aquí. No quiero caer en el famoso: -como los chorizos de mi pueblo… pero hay veces, que deberíamos hacerlo. A ver, el volcán no está mal, vale que tiene fumarolas, lavita solidificada pero… en mi opinión poco más. 

Fumarola Volcán de Fuego
Se veían un par de volcanes de más de 3.000m justo en frente pero no sé… no me ha matado. Además, cuando bajaba y me he vuelto a encontrar con mi guía, ya que le había pagado, le he hecho un examen sobre vulcanología y me ha venido a decir que para ver lava tiene que darse la coincidencia si no… chungo. Y precisamente la última erupción de este volcán fue el pasado 10 de marzo de 2014 con lo que he llegado con un año y unos días de retraso y la lava está más fría que mi casa de Madrid cuando no funciona la calefacción.

Terminada la visita al Volcán, vuelta a Antigua y vuelta a pasar por el infierno del tráfico de la ciudad de Guatemala. He recogido los trastos y otra vez a cruzar ciudad de Guatemala para ir a mi destino de hoy. 



En mi segunda visita a la ciudad de Guatemala, me he perdido un poco (no lo entiendo con la cantidad de señales que tienen por todos los lados) y he acabado en pleno casco antiguo de la ciudad. Había leído que no vale un carajo y los que lo han escrito no se equivocaban. He pasado por no sé si llamarlo su Plaza Mayor y salvo eso, poca cosa más. Espero que no se me enfade nadie.




Me ha parecido curioso el cambio de paisaje que he visto hoy. Jamás hubiese pensado que Guatemala tuviese bosques de coníferas. Llegando ya a mi destino he visto un paisaje más como me esperaba. Lástima que he llegado anocheciendo. Si me quejaba en su día del ripio argentino, tela marinera los últimos 20 kilómetros que me he hecho hoy, puro enduro del bueno.



En teoría el sitio en el que estoy es espectacular, no he visto nada pues era noche cerrada cuando he llegado así que estoy ansioso por ver cómo es mañana.  Seguiré informando.

Etapa del día

1 comentario:

  1. Bueno, dentro de lo que cabe, al menos has visto el volcán. Ha merecido la pena, pues no es algo que se vea todos los días. Lo que sí está claro que nada mejor que una trail para ir por esos sitios a tenor de los distintos sitios por donde tienes que circular. Ánimo y un fuerte abrazo desde Valladolid!!!!

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