Lamentablemente
las cosas no salen como uno planea y hoy, una vez más, el día se ha acabado
torciendo. Mi intención era acabar hoy en un sitio llamado La Fortuna. Hoy no
tenía muchos kilómetros por delante, quería llegar pronto, dejar la moto y
salir a hacer una excursión para ver un par de cosas que me habían recomendado
pero… mi gozo en un pozo. Llegando a la Fortuna se puso a llover un poco, luego
siguió lloviendo un poco más, después empezó a diluviar y al final han caído
chuzos de punta. Me he tenido que quedar toda la tarde metido en el hotel
porque fuera no había Dios que saliese. Un lástima, pero bueno, iré por partes,
no todo ha sido lluvia.
Salí
con la fresca del hotel y como mi hotel hoy no tenía desayuno, paré en un
restaurante de carretera a desayunar. Algo que me tiene “obsesionado” no sólo
en Costa Rica, sino en todo este viaje, es el precio de las cosas. Uno cuando
piensa en Iberoamérica se imagina que los precios van a estar tirados, que con
un par de euros al día vas a ser capitán general y lo cierto, o al menos esa es
la sensación que he tenido a lo largo de todos estos días, es que eso no es
así. Lo de Argentina y Chile, como ya dije en su día, me sorprendió muchísimo y
encontré ambos países realmente caros. A ver, cuando digo caros no es que sean
más caros que España pero hay muchas cosas que tienen precios muy similares y
sin ser un economista consagrado, yo creo que en general los salarios en España
son más altos que en Argentina y Chile. Eso me hizo preguntarme en su día cómo
eran capaces tanto argentinos y chilenos de apañárselas con esos precios.
Bolivia ha sido en único sitio de los que he visitado dónde realmente los
precios son, comparándolos con España, mucho más baratos, el resto… Y ya cuando
he llegado a Costa Rica, ha sido el colofón. Hoy por ejemplo he acabado pagando
aproximadamente 7€ por el desayuno y ayer pagué 13€ por la cena. Tanto el
desayuno como la cena fueron una especie de platos combinados, fui además a
sitios normalitos, por lo menos los carteles no estaban en inglés y si bien es
cierto que no son los precios del Bulli, yo juraría que en España se puede
desayunar y cenar (en un sitio peleón) por unas cantidades muy similares o incluso menores. La gran
duda que me surge es cómo hacen los costarricenses para llegar a fin de mes con
estos precios. La gasolina, por ejemplo, vale un poco más de 1€ el litro. A ver,
Costa Rica no tiene el mega parque móvil pero coches se ven y luego no es que
haya tanta gente en bici, en moto o a pata como ocurre en otros países. Hoy he
parado a comprar pasta de dientes en un supermercado y vale más barata en el Mercadona!!
De veras no lo entiendo. A ver, aunque soy consciente de que a los turistas
siempre nos atizan más de la cuenta, los precios del supermercado son los que
son y, o esta gente hace como el pequeño lama de la película “El Chico de Oro”, que se alimentaba con una hoja de árbol al día, o no sé cómo lo hace.
Dejando
a un lado mis elucubraciones económicas que a nadie le interesan, hoy camino de
mi destino, he pasado por un par de sitios que me han llamado la atención. En
primer lugar he visto una colonia de cocodrilos. No tenía ni idea de que
hubiese cocodrilos en Costa Rica, pensaba que había caimancillos tamaño
reducido, pero los que he visto hoy me han parecido bastante grandes.
Seguramente que luego serán un tipo de caimán asesino costarricense pero en el
cartel ponía cocodrilos, así que para mi eran cocodrilos.
Mira que estoy harto
de ver los documentales de la 2 en los que salen animalitos varios pero no hay
color de verlos en la tele a verlos en
vivo. Aunque se les veía desde un puente y la foto aleja un montón, los he
visto bastante bien.
Cocodrilos costarricences |
Es curioso que en alguna ocasión he “criticado” al típico
tuercebotas que cuando ves animales por ahí les tira cosas “para que hagan
algo”. Hay que reconocer que los animales como mola verlos es en acción. Pues
hoy he estado a punto de convertirme en uno de esos tuercebotas, me habría
encantado tirar a un inglés delgadito que había a mi lado. Les estaba tirando granos de maíz o algo parecido para ver si se movían. Habría estado bien ver si los
cocodrilos se lo zampaban y se movían un poquito. Además como tenía poca
chicha seguro que se montaba la de Dios por darle unos cuantos mordisquitos.
Después
de mi sesión de National Geographic, he continuado mi camino y pasados unos
kilómetros he parado en un puesto de fruta que había a un lado de la carretera.
He visto un cartel que ponía ceviche de mango, me ha entrado la curiosidad por
saber lo que era y he parado. Le he preguntado a la chica del puesto, me ha
explicado que era como el ceviche de pescado pero en lugar de pescado llevaba
mango y me lo ha dado a probar.
Frutería costarricense |
No soy yo muy amigo del ceviche, en concreto
porque el sabor a cilantro no me gusta y este sabía a lo mismo que el de
pescado pero sin pescado. Además se hace con mango verde y el sabor no me ha
matado. Me he liado a hablar con la chica sobre fruta y me ha dado una clase
magistral de fruticultura. El puesto de fruta estaba delante de su casa y para
empezar, en “su jardín” tenía varios mangos (el árbol) con cientos de mangos
gigantes colgando de sus ramas. Me ha estado explicando cómo se recogen los
mangos y más o menos se hace como las aceitunas, unos varean los árboles desde
abajo o subidos a las ramas y otros recogen los mangos desde abajo. Me ha dicho que de un
árbol en condiciones se pueden sacar unas 20 cajas al día!!! Me han parecido un
montón pero ella me lo ha asegurado. Después me ha estado explicando cómo se
plantan las piñas y cómo se recogen. La verdad es que soy un verdadero
ignorante porque desconocía de dónde salían las piñas, yo pensaba que era un
fruto tipo el coco y lo sacaban de “arboles de piñas” pero no, es una especie
de planta baja de la que sale un tallo y de ese tallo sale la piña, se corta la
piña y vuelve a salir otra. En el jardín tenía árboles de todo tipo, unos que
ahora no recuerdo cómo los ha llamado pero que ya los había visto en Brasil y
que dan un fruto llamado cajú y también tenía árboles de nonis que eran como
sequoias de grandes. El noni es un fruto del que desconocía su existencia hasta
que este pasado noviembre un amigo mío llamado Miguel nos los descubrió a otros
amigos y a mi en un viaje que hicimos juntos. Es una especie de piña muy
pequeña de la cual se obtiene un zumo con un olor repugnante que hay que tener
valor para bebérselo. Luego el zumo no sabe tan mal pero el olor tira para
atrás. Al parecer es un fruto con un montón de propiedades, de antioxidantes… y
como dijo mi amigo, el que lo bebe gana años de vida. Así nos engañó a todos
para probarlo y hay que decir que desde que lo bebí estoy rejuveneciendo como
Benjamin Button. Mi amigo Miguel se llevó unas cuantas semillas para plantarlas
en España y me pregunto si le habrá salido algo, le tendré que consultar, esta
chica desde luego tenía el bosque de Sherwood de los nonis. Estuve un buen rato más dando vueltas por la
parcela, siguió con sus clases magistrales de horticultura y para concluir la
visita me invitó a un zumo de mango de 17 litros. No contenta con eso, cuando
ya estaba montado en la moto y a punto de despedirme me regalos una bolsa llena
de mangos.
La
verdad es que no todos los días te encuentras gente maja. Yo soy bastante
preguntón y siempre que paro en lo sitios intento pegar la hebra pero no
siempre funciona y la mayoría de las veces doy con gente bastante lacónica. Hoy
por lo menos he tenido suerte.
Maletitas en la playa |
El
día pintaba bien hasta que he dejado la costa y me he metido hacia el interior.
En un principio que se nublase el día me ha hecho ilusión porque hacía bastante
calor. Más que nublado era neblina por estar más alto y entre montañas.
Si ayer
decía que el paisaje era verde, y eso que dicen que desde el pleistoceno que no
llueve, el interior es muchísimo más verde. Cuando estaba llegando ya a La
Fortuna, se ha puesto a chispear y cuando he llegado al hotel y me he instalado
la cosa se ha puesto peor. No le he dado mucha importancia, pensaba que era,
como dicen en la tele, un chubasco intermitente, pero se ha convertido en
chuzos de punta. Me fastidia porque tenía pensado hacer una excursión andando a
una cascada que hay por aquí cerca, además me había dejado el dinerito en
hospedarme en un hotel con vistas a un volcán que está aquí enfrente que se
llama Arenal, y que en teoría está en erupción permanente y por la noche se
pueden ver los ríos de lava (eso es lo que dicen en internet) El caso es que
con la que está cayendo ni salir de la habitación he podido. Igual que para que
me llueva en la moto he venido preparado, para andar por ahí con lluvia no lo
estoy. Entre los diversos modelos que me he traído en el equipaje, el de
“Barbie Chubascos” no lo he metido en la maleta. He hecho un amago de salir pero me he
empapado por completo y a los10 minutos me he tenido que volver. Y aunque he
pensado salir con la ropa de la moto, hace unos 28° y si me lo pongo y me hecho
a andar monte arriba puedo acabar con “hipertermia” (no sé si existe ese
término) y además si mañana no está seco, luego me iba a acordar de la excursión.
La lluvia no ha parado, el cielo está cubierto así que salvo que el volcán entre en erupción tipo el Vesubio me da a mi que no veo lava ni muerto.
¡ Que curioso el primer camión ¡ , parece que llevase una luna en la trasera. Me ha sorprendido el cartel de los "cocodrilos", pensaba que por casi toda la región los llamaban "caimanes" o incluso en algún sitio por influencia brasileña "jacarés".
ResponderEliminarEse fruto que ya habías visto en Brasil, seguramente que el la "castanha de cajú"