Hoy
llegó el gran día, tenía que abandonar el hogar. Tenía esperanzas de que
lloviese, hiciese malo… pero aquí no hace malo nunca, todo lo contrario, hace
un calor insoportable. Aún así, como antes de salir tenía que ir a vacunarme,
lo mismo pasaba algo fuera de lo común que retrasase mi partida. Salí con la
fresca para ir al centro de salud a por mi vacuna contra la fiebre amarilla.
Como ya conté, parece ser que en los países de Centroamérica piden la cartilla
de la vacunación si provienes de países de Sudamérica. Llegué al centro de
salud, pagué 5 dólares por la vacuna, me la pusieron y cuando sólo faltaba que
me diesen la cartilla para irme la cosa se complicó.
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Centro de Salud |
La encargada de hacer las
cartillas era la “súperabuela” y entre que escribía a dos por hora y no veía
tres en un burro, la cosa se alargó. Tuvo que hacerme cuatro cartillas, en la
primera cambió el orden de mis apellidos, en la segunda puso mal el número de
pasaporte y en la tercera puso los sellos de las vacunas dónde no correspondía.
Al final hizo todo bien y salí zumbando. El ir a vacunarme, además
de servirme para poder pasar las fronteras futuras sin problemas, me ha servido
para tener una revelación. Hoy de descubierto por primera vez en mi vida que la
enfermedad de la “tos ferina”, son dos palabras!!! y no una!!!! Si alguien me
hubiese hecho apostarme mi propia casa preguntándome cómo se escribía dicha
enfermedad, siempre habría escrito “tosferina” y jamás habría caído es que se
trataba de dos palabras. Madre mía que ignorante soy!!!!!
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Tos Ferina!!! |
Llegué
a casa y me estaba esperando mi amigo Jesús para acompañarme parte del viaje.
Por temas de trabajo tenía que viajar hasta un lugar llamado Santiago que está a
medio camino entre Ciudad de Panamá y mi destino final. Recogí pues los
trastos, y con dolor de corazón abandoné el que había sido mi dulce hogar los
últimos seis días. La verdad es que ponerme otra vez el pantalón y la chaqueta
de la moto no me hizo ninguna ilusión. Y menos haciendo 29° como hacía y
subiendo.
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En Panamá todos los peatones son como Schwarzenegger |
Nos
pusimos en marcha y salimos sin problemas de Ciudad de Panamá. Mi amigo Jesús y
algunos de sus amigos me habían advertido de que las carreteras panameñas eran
“peculiares”. Me dijeron que la autovía no era una autovía a la española, que
cruzaba gente por todos los sitios, que tenia baches asesinos, que estaba en
obras… Habiendo visto lo que he visto, después de recorrer unos cuantos
kilómetros de carreteras panameñas tengo que decir que las de aquí
comparadas con las ecuatorianas, colombianas y especialmente con las peruanas, son "autobahns" alemanas!!! Esto es jauja, aquí de vez en cuando uno hace una
pirulilla, quizás algún peatón cruza la calzada, nada comparado con por ejemplo
Perú, donde lo normal sería encontrarse la nave de Star Trek circulando en
sentido contrario por tu carril. Eso sí, hay que reconocer que en vez de montarla allí
lo solucionarían con un leve toquecito de claxon para decir: ojito Spock, que
estoy aquí.
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Circulando por Panamá |
Mi
amigo Jesús no estaba hoy muy católico. Ayer no sabemos si cogió frio con algún
aire acondicionado de esos que ponen en Panamá a -273° Kelvin o si algo que
comimos le sentó mal, el caso es que hoy estaba hecho unos zorros. Paramos a
mitad de camino para que se tomase algo a ver si se animaba y aprovechando,
decidí picar algo yo también. Por la mañana, Cris, la mujer de Jesús, me había
hecho un bocadillo para que me lo comiese por el camino. Cuando se puso a
hacérmelo le dije que por favor no hacía falta pero al final ella insistió… y
me lo acabe llevando. Cuando paramos, saqué el bocadillo, me compré un refresco
y cuando lo abrí me encontré con un señor bocadillo “made in Spain” de
productos regionales, o sea, queso manchego y embutido pata negra. Después de
llevar un mes y medio alimentándome a base de arroz con pollo, pollo con arroz
y de vez en cuando pescado frito con
patacones (plátano verde frito)… casi se me saltan las lágrimas. Cris,
gracias!!! Muchas gracias!!!!!
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Maletitas y yo en acción |
Después
de nuestra parada, reanudamos el camino y finalmente llegamos a Santiago. Llegó
la hora de despedirnos y yo ya no sabía de que hablar para no seguir sólo. La
verdad es que a excepción de los kilómetros que hice con mi amigo sueco Morgan,
la gran mayoría de los 19.000 kilómetros que llevo, los he hecho sólo y que me
acompañase mi amigo, aunque fuese desde el coche, me hizo ilusión. Al final toco
despedirse y continuar cada uno por nuestro lado.
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La despedida |
Aunque ya se lo dije in situ,
quiero volverte a agradecer Jesús, por haberme recibido en vuestra casa y
haberme tratado a cuerpo de rey. De veras muchas gracias tanto a Cris como a
ti. Nos vemos por Madrid.
Continúe
mi camino hasta David que era mi destino final. Algo que me ha sorprendido, ya no
sólo a lo largo del camino de hoy sino en general en toda Sudamérica, han sido
los carteles publicitarios de las carreteras. Me parece curiosísimo que en
todos los carteles, anuncien lo que anuncien, aparecen siempre “blancos” cuando
por regla general la población de todos estos países “blanca” no es. No quiero
por dios entrar en ningún tipo de debate de si blanco, negro… simplemente me
sorprende que los publicistas de aquí funcionen así. Yo pensaba que iba a ser
más como es, por ejemplo, en Estados Unidos dónde si ves los anuncios de las
carreteras o los de la televisión sale gente de todas las razas. Aquí no, puros
blancos!!! Hasta en las telenovelas son todos blancos y el que no lo es, es
siempre el criado, el jardinero… De veras no lo entiendo, pero imagino que si
es así es que funciona.
Cuando
se acabaron los carteles publicitarios para entretenerme empecé a pensar en que
la enfermera que me puso la vacuna, me dijo que dependiendo de mis defensas, la
vacuna quizás podría afectarme un poco y sentir cierto malestar. Como estaba
aburrido y soy un poco aprensivo empecé a acordarme de todos los síntomas que
me había descrito. No sé si eran los 36° o lo que fuese, me fui acordando uno a
uno de ellos y creo que los tuve todos, desde escalofríos, nauseas, mareos,
palpitaciones… Estuve a punto de parar y pedirle a un policía que me rematase,
que no merecía la pena continuar con esta agonía. Finalmente llegué a mi
destino y una vez que me bajé de la moto, me puse a la sombra y bebí algo de
agua se me acabó pasando todo. Espero que los síntomas no vuelvan.
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