viernes, 27 de marzo de 2015

27 de marzo de 2015 – Cabo San Lucas – Loreto – 523km – 7h

Salí esta mañana relativamente temprano del Cabo San Lucas y mi intención era llegar a Loreto. Gran parte de la excursión de hoy ha sido tranquilita, no me han pasado grandes cosas y es curioso como, a lo largo del día iba pensado que apenas me quedaba viaje y que de alguna manera, tenía la sensación de que ya se ha acabado. México, y por supuesto Estados Unidos, no son lo que a uno primero se le viene a la cabeza, cuando piensa en Iberoamérica.



Además el paisaje de hoy no dio para mucho, pensaba que iba a ser más bonito, que iba a discurrir por la costa y al final fue todo por el interior y , salvo el final, con un paisaje un poco monótono. Me tuve que entretener en mirar chorradas para mantenerme entretenido.

Con esta no dudo!!
Cuando a penas me quedaban unos 10 kilómetros para llegar a Loreto, la carretera pasaba por un mirador espectacular. Allí que paré a hacer unas fotos y, como no tenía mucha prisa, había por allí un puesto de venta de cocos helados y uno que me pedí. Una vez más pagué la novatada de no preguntar cuánto costaban antes de pedir. Si eres guiri y no preguntas, el estacazo que te van a meter es fino y luego, vete a reclamar al maestro armero. Coco que pedí, coco que me bebí y 50 pesos (3,02€) que me pidieron por el coco de la narices. Aquí, con 50 pesos comes, y el muy ladrón me atizó un leñazo de los buenos. Aunque le pagué, he de reconocer que me quejé airadamente.




No sé si fue que me castigó Dios por quejarme o que me echó un mal de ojo el tipo de los cocos, pero cuando fui a coger la moto de nuevo, arranqué, no anduve 100 metros cuando se me salió la cadena. Menos mal que iba despacio y cuesta arriba, pero al salirse la cadena, se metió entre el basculante y la corona trasera y se frenó en seco. De repente me vi parado en medio de la carretera, prácticamente en el otro carril pues cuando se frenó la moto de alguna manera me llevó para allá. Estaba en una cuesta que era prolongación de un cambio de rasante para los coches que venían de frente. Los que venían por detrás de mí me verían, pero los que viniesen de frente, se iban a encontrar conmigo de sopetón. Intenté mover la moto pero no había manera, estaba clavada y ni para atrás ni para adelante. Estaba en un sitio muy malo y viendo cómo estaba el tema, me bajé corriendo de la moto, desenganché el bidón que llevo de gasolina, y me fui hacia el cambio de rasante para señalizar que estaba allí. Fue acercarme hacia el cambio de rasante cuando apareció un camión. Porque estaba bajado de la moto y le avisé, si llego a estar encima de la moto, creo que me hubiese llevado un buen susto. El camión frenó, esquivó la moto y luego paró a un lado de la carretera para echarme una mano. Yo dejé el bidón a unos metros de la moto y me volví corriendo hacia ella para quitarla de en medio. Es alucinante lo que la adrenalina puede conseguir que hagas, que en otro momento serías incapaz. La moto estaba clavada, la cadena enganchada y no se movía ni a tiros. Pues no sé muy bien cómo, conseguí levantar la rueda trasera unas cuantas veces, tirar de la delantera otras cuantas y finalmente quité la moto de en medio como pude. He intentado mover la moto después con todo el equipaje y no ha habido manera. El conductor del camión vino a echarme una mano, logré desenganchar la cadena, la coloqué en su sitio, por fin la moto rodaba y pude ponerla a un lado de la carretera dónde no molestaba para nada. Una vez allí, el camionero me preguntó sí necesitaba algo. Eché un vistacito, y la cadena, del enganchón se había dado de si un montón, y para poder seguir circulando tenía que tensarla sí o sí. El problema es que aunque tengo las llaves para hacerlo, la llave que me he traído para la tuerca del buje trasero es una castaña y lo único que hace es redondear la tuerca, y lo que necesitaba era una llave de tubo que la enganchase por completo. Casualmente el camionero fue a buscar su caja de herramientas y encontró una que era perfecta. Logré tensar la cadena, pero como los males nunca vienen solos, el tornillo derecho del tensor de la cadena estaba muy duro y en el límite de partirse si seguía intentando sacarlo para poder seguir tensando. Hice como pude, pero pensé que lo mejor sería buscar un mecánico en Loreto que me quitase un eslabón de la cadena para poder tenerla tensa en el futuro sin necesidad de sacar más los tornillos de la tensión.

Cadena muerta 
La verdad es que estaba un poco decepcionado, en primer lugar porque la cadena que había puesto hacía menos de 1.000 kilómetros ya estaba jodida. En su momento me dijo mi primo, que lo suyo era cambiar además de la cadena, piñón de ataque y corona trasera. En teoría si no lo cambias todo a la vez, la duración de la cadena se reduce, pero en aquel momento, en el concesionario no tenían repuesto, ni del piñón, ni de la corona, así que pensé que aunque me durase menos (la primera cadena me había durado 25.000 kilómetros) por poco que durase la nueva, me daba para acabar el viaje (me quedaban en ese momento unos 6.000 kilómetros). Por otro lado, más que decepcionado, estaba preocupado, pensando que había sido afortunado en que la cadena se me hubiese salido cuando lo hizo, pues si lo llega a hacer unos kilómetros antes, que estaba bajando una especie de puerto con un montón de curvas, si en una de esas curvas se me bloquea la rueda y se frena en seco, el leñazo que me habría metido, habría sido bueno.

Lo malo era que viendo el estado de la cadena y su deterioro era de esperar que tuviese que ir tensándola asiduamente a lo largo del viaje. No tenía la llave para la tuerca y le pregunté al camionero si Loreto era lo suficientemente grande para encontrar una ferretería donde comprar una llave similar. Me dijo que no tenia ni idea pero que lo mejor era que me quedase con la suya y así no tendría más problemas. Casi se me saltan las lágrimas, no sólo había parado para ayudarme, me había prestado la herramienta para el tensado y ahora me regalaba una llave (esas llaves valen dinero) para que no tener problemas en el futuro. Le di setecientas veces las gracias, le dije que de veras había sido muy amable y que si bien, ahora no le podía corresponder, esperaba poder tener el mismo detalle que él había tenido conmigo, en la próxima vida. Quitó hierro al asunto, dijo que no era para tanto, que no me preocupase y que estaba encantado de haberme ayudado y de regalarme la llave. Una vez más, te doy las gracias Antonio por tu ayuda y por la llave.

Antonio Calderón
Tensada la cadena, continué hacia Loreto que estaba a una decena de kilómetros, eso sí , con cierta psicosis de que se me fuese a salir otra vez. Cuando llegué a Loreto, dejé los trastos en el hostal y me fui corriendo a buscar un taller para que me quitasen es eslabón. Encontré uno y cuando le hicieron el diagnóstico, me dijeron que la cadena que me habían vendido era una castaña. Por el resultado que me ha dado, evidentemente lo era pero, sinceramente, quiero creer que los del concesionario, cuando me la vendieron, lo hicieron con la mejor intención. De hecho el mecánico me dijo que tenía una cadena china pero que esa no me la ponía porque era realmente mala, me dijo que esta no era como la de serie pero que estaba bien. No tengo mucha idea de mecánica (aunque a base de leñazos estoy aprendiendo) y aunque a toro pasado es muy fácil hablar, hubo un par de detalles que me hicieron dudar de la calidad de la cadena, pero mi desconocimiento me hizo no dar valor a mis elucubraciones. En primer lugar cuando me la fue a montar, tuvo que quitar un par de eslabones para ajustarla y le costó Dios y ayuda quitarlos. Tuvo que meterle unos leñazos increíbles y en el momento pensé: - joder, si tan buena cadena es, tendría que ir más fina y no tener que estar luchando… Por otro lado, cuando puse la cadena y la probé, el famoso ruido desapareció pero cuando ese día llegué a Tepic, noté que la cadena ya sonaba algo y pensé: Vaya, no llevo 500 kilómetros y ya suena la cadena!! Sonaba poco pero sonaba, y ahí pensé si no haber cambiado el piñón y la corona eran tan determinantes. Me costaba creer que por no cambiarlos, la vida de la cadena se redujese en 10 veces. El caso es que el del taller me dijo que era una cadena castaña, me la tensó lo que pudo, me dijo que como el tensor estaba fastidiado, no se podía quitar un eslabón así que, a base de alejar la rueda, tensada la cadena quedó. Echando un vistazo me fijé también que ya no tenía pastillas de freno trasero, lo había notado pero entre que estaba obsesionado con la cadena no volví a acordarme de ello y en su momento pensé cómo se podían haber gastado en 25.000 kilómetros, si 20.000 habían sido en rectas patagónicas y tampoco freno tanto… pues sí, debo de frenar más de lo que creo, la moto también pesa un montón y estaban devoradas. Me dijeron que lo mejor que podía hacer era llegar hasta San Diego y cambiarlo todo allí. Seguro que era más barato que en México y tendrían mucha más oferta. 

El tipo del taller, y todos los que andaban por allí, fueron encantadores. Hablando con ellos resultó que todos montaban en moto de campo y no sólo eso, también se dedicaban a correr  una carrera todo terreno muy famosa por aquí llamada la “Baja 500”. Dicha carrerita consiste en hacerse 500 millas campo a través y a toda leche, cruzando todo Baja California. 500 millas son algo más de 800 kilómetros y no me quiero ni imaginar lo que debe ser hacer una carrera en moto de enduro con ese kilometraje, debe ser agotador. Me estuvieron explicando cómo lo hacen, la logística que llevan, lo que estaban entrenando, las motos que llevaban, cómo era el terreno… Vamos, que me lo pasé pipa hablando de motos un buen rato con los paisanos. A ellos quiero también agradecerles cómo me trataron. Parece una chorrada pero cuando estás embarcado en un tema como este, hay situaciones que son delicadas, en concreto, que se te fastidie la moto lo es mucho, y que haya gente que te eche una mano, es realmente gratificante, y más si lo hacen de una forma voluntaria y altruista. De veras una vez más muchas gracias a todos los del taller RK de Lotero.

Los del taller RK
Una vez concluido mi periplo tallerístico, volví al hostal, me adecenté un poco y me fui a dar una vuelta por Loreto. Este sí que es un pueblo más autentico, mucho más pequeño, pegado al mar, también lleno de norteamericanos pero está mucho mejor, por enclave, por autenticidad, por simplicidad… que por ejemplo, Los Cabos. Aquí si vendría yo a pasar un verano.

Playa de Loreto
Y este ha sido mi día de hoy. Cuando pensaba que ya estaba todo hecho, resulta que no es así. La cadena está hecha unos zorros y me quedan casi 1.200 kilómetros hasta Estados Unidos. Si en más o menos esa distancia, que es lo que llevo desde que la cambié, ya está así, tengo serias dudas de que aguante hasta el final. Veremos cómo salgo de esta. Está visto que hasta el rabo todo es toro.

Cerveza después del sofocón

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