Por
fin se resolvió el misterio de mi itinerario mexicano. Salí pronto de
Tepic con destino a Mazatlán para intentar conseguir un pasaje en el ferry que
une Mazatlán con La Paz. Para ponerte en situación, pues yo antes de esto
tampoco lo tenía muy claro, Baja California es una península bastante grande de soberanía mexicana, que se podría decir que es la prolongación hacia el sur de la California
norteamericana. El caso es que mis posibilidades para llegar hasta EE.UU eran, o bien cruzarme en ferry a Baja
California y desde allí tirar hacia el norte, o bien, subir por la
costa, digamos, continental. No las tenía todas
conmigo pues ayer, cuando intenté comprar el billete por internet, no había
plazas. Mi esperanza era que, hombre, una moto… cabe en cualquier sitio. Llegué
pues a Mazatlán, di con la terminal de ferrys fácilmente (aún recuerdo mi
pesadilla cartagenera), monté encima de la moto una capillita con todas las
estampitas de santos y vírgenes que me he traído, me encomendé a todos ellos, entré en la oficina de venta de billetes, pregunté, crucé los dedos y… bingo, plaza al canto.
Había unos pequeños inconvenientes pero… el fin justifica los medios.
Estoy
pues rumbo, y nunca mejor dicho, a Baja California.
El primero
de los inconvenientes era que tenía que estar en el puerto desde la una de la
tarde, (el ferry salía a las cuatro), para realizar las gestiones del embarque.
Allí estaba yo como un clavo, bajo un sol de justicia y rodeado de fácil, un
centenar de camiones y una treintena de coches, que tenían mi misma intención.
Durante al menos una hora y media, la cola no se movió un ápice, pero eso sí, el
sol no daba tregua. Para resguardarme, tuve que, literalmente, meterme
debajo del remolque de un camión. Cuando la cosa empezó a moverse, revisión de
documentación por parte de los militares, perrito olisqueador de equipaje y
contemplación del centenar de camiones entrando en el ferry, mientras a ti te
dicen que vas a ser el último en embarcar.
En la cola del embarque |
El segundo
de los inconvenientes fue que todos los camarotes estaban vendidos y mi dulce
hogar para las siguientes veinte horas de travesía, iba a ser una butaca medio
reclinable en una sala sin ventanas, con una televisión de ciento cincuenta
pulgadas a todo volumen, y en la que me he visto ya, media saga de “Fast & Furious”, “Los pingüinos de Madagascar” y “Cars II”, todas ellas dobladas con
acento latino. He de decir, que Fast & Furious V, la he visto dos veces,
pues cuando estaba a punto de acabar, se fue la luz un momento, se cortó el DVD
y cuando volvió, enterita que nos la volvimos a tragar otra vez.
Sala VIP del ferry |
A
favor de la compañía de ferrys he de decir que tanto la cena como el desayuno,
estaban incluidos en el precio del billete. Lo único malo es que si el barco
tiene una capacidad para 200 pasajeros, el comedor tiene cabida para 50, y más
que la cafetería de un barco parecía el comedor de la cárcel de Alcatraz.
El comedor del ferry |
Si a
eso le sumas los manjares ofrecidos… (había posibilidad de elegir entre diez
primeros, diez segundos, maridaje de vinos y cinco postres), ¿qué mas se puede
pedir?
Maxine´s |
Mis
compañeros de "camarote reclinable" eran dos camioneros mexicanos que hacen esta ruta
habitualmente. Supuestamente ellos deberían tener un camarote pues el que lleva
camión tiene camarote garantizado pero por H o por B se quedaron sin él. Charlando con ellos he descubierto un montón
de cosas. Me han dado una clase magistral de geografía mexicana, ya me sé de
memoria el nombre de todos los estados, y lo que se tarda en recorrer México de
norte a sur y de este a oeste. Me han hablado largo y tendido de la muy variada
gastronomía mexicana, ya sé cuáles son los platillos típicos de todas las
regiones y, porque no me quedo quince días más, si no, me recorro todos los
restaurantes y fondas que me han recomendado para degustar la gastronomía
local. Por último he descubierto que la empresa Bimbo es mexicana, yo pensaba
que era catalana… pues no, mexicana de pura cepa.
Y
para redondear mi día, hace cosa de una hora, unos amiguitos de Ernesto y
Manuel, mis colegas camioneros, han venido a buscarlos para decirles que podían
acoplarse en un camarote de cuatro en el que sólo estaban dos. Me he quedado
pues para mi, con tres súper asientos reclinables, que nada tienen que envidiar
a la clase business de la Emirates.
Ahora
mismo son las once de la noche, acaban de poner en el pantallón a todo volumen,
el peliculón “La vida de Walter Mitty”, y el que está justo detrás mío, está
metiéndome unos ronquidos en el oído, que los aullidos de los monitos del otro
día en Tikal eran cantos de ruiseñor.
Felicidades picha!!!
ResponderEliminarHola Álvaro. Bueno, lo primero, felicidades!!!! Veo que todo va saliendo bien...ya resuelto el dilema del camino a seguir, la moto va perfecta,...Creo que has acertado a escoger este itinerario. Ya una vez en Baja California, será subir subir hacia USA. Ayer comentaba a mi padre tu aventura en moto, pues no sabía nada. Te manda un fuerte abrazo!!! Dice que eres un valiente al ir solo y que hay que tenerlos bien puestos para hacer tal travesía. Al final tiene su recompensa dicho viaje. Desde Valladolid, un fuerte abrazo!!!!
ResponderEliminarMuchas felicidades Alvarito. Te echamos de menos por aquí, aunque me ttienes muy entrtenido con tu viaje.
ResponderEliminarSigue disfrutando