viernes, 6 de marzo de 2015

4 de marzo de 2015 – Cartagena – Ciudad de Panamá – 81km – 24h

Dicen que las cosas siempre pueden ir a peor, y esta vez… lo hicieron. Me las prometía yo muy felices después de haberme embarcando en mi “transatlántico” de Vacaciones en el mar. La noche anterior fue ducharme, meterme en la cama y quedarme roque hasta las 10 de la mañana del día siguiente. Ni que la naviera propietaria del barco fuese Costa Cruceros y que el capitán fuese Francesco Schettino, me hizo perder el sueño. Pensaba que los barcos tan grandes se movían menos, y más estando en el Caribe, pues este hubo momento en los que metió unos buenos meneos. Aún así, abrí el ojo a eso de las 10 de la mañana. Desayuné, me atusé un poco la melena y salí a darme una vuelta por el barco. No íbamos a llegar hasta las 2 de la tarde así que me pasé un buen rato en la cubierta, resguardado del sol y disfrutando de las vistas del Caribe panameño.

Llegando a Panamá
Llegamos por fin al puerto y la primera noticia que nos dieron por megafonía fue que debido a los requerimientos de las autoridades panameñas íbamos a tardar un rato en salir del barco. Nos tuvieron haciendo el mono por allí una hora de reloj. Cuando finalmente decidieron soltarnos, los que llevábamos vehículos fuimos los últimos en salir. Los últimos serán los primeros en el reino de los cielos…, eso me solían decir cuando era pequeño, eso será cierto menos en Panamá.


 Después de sacar la moto del ferry nos hicieron aparcarlas e ir a sellar el pasaporte. Otra hora en la cola para el sellito de marras. Cuando uno escucha una hora piensa: - tampoco es tanto… recuerdo yo cuando fui a… que estuve una hora… No, no estuviste una hora, cómo mucho estarías 25 minutos y te pareció una hora, pero cuando estás una hora con sus sesenta minutos haciendo cola, una cola que no avanza, metido dentro de una especie de nave industrial a 7.000°, eso es una hora de verdad!!!

Ya con el sello en el pasaporte, vuelta a la moto para que las distintas autoridades panameñas revisasen la documentación. Documentación de la cual necesitan infinitas copias y que por supuesto tú, no tienes. Mira que me llevé copias desde España para este tipo de “situaciones”, me llevé un montón… pues ya me las han fundido todas. ¿Para qué querrán tantas copias??? Si luego ni las van a mirar!!! Pues bien, para poder entrar en territorio panameño necesitas tener cuatro copias de: - la página del pasaporte en la que sale tu cara, la página del pasaporte en la que sale el sello de entrada, el permiso de circulación de la moto, de tu carnet de conducir y finalmente de tu seguro de accidentes. Y aunque vayas preparado como yo lo he hecho, frontera a frontera te van desplumando hasta que te quedas sin copias y entonces te toca hacerlas. ¿Y dónde las haces? Pues en una oficinita anexa donde te cobran 50 céntimos de dólar por copia. En total 20 copias por 10$ de nada. Eso por las 50 o 60 vehículos que había en el ferry…

Una vez obtenidas las copias tocaba repartirlas a los distintos agentes de las distintas agencias que por allí pululaban. Por un lado estaba la autoridad portuaria, por otro lado la aduana, por otro lado la policía y sus perritos y finalmente otros que nunca supe quienes eran pero que también necesitaban su copia.

Primero apareció por ahí el que fumigaba los vehículos. Debe de haber unas plagas malas súper malas por aquí porque no contentos con haberme fumigado la moto en Colombia el día anterior (y habiéndome cobrado 35$, te recuerdo), me la volvieron a fumigar. No me coge una garrapata “Maletitas” ni aunque se pase un mes retozando con toda la manada de lobos de Crespúsculo. Pasado un buen rato de la fumigación (pongamos una hora) apareció por allí uno que iba a controlar el número del bastidor y el número del motor. El número de bastidor lo encontró fácil (está en la dirección de la moto) pero el número de motor, que no aparece ni en el permiso de circulación, no lo encontraba ni a tiros y él, erre que erre, que lo tenía que encontrar. Se pasó, y no exagero, 15 minutos tirado en el suelo mirando y mirando por todos los sitios. Me hizo tumbar la moto para poder ver bien debajo del motor, quitar el asiento y no me hizo desnudarme a mi porque no le dio por ahí. Cansado ya de sus gilipolleces le dije que si no lo había necesitado en los 107 países que he cruzado ya, mandaba huevos que lo necesitase en este. Tuvimos nuestros más y nuestros menos, le invité a que lo buscase en la moto del al lado, como tampoco lo encontró (menos mal) cejó en su empeño y trámite superado.

Al rato (pongamos otra hora) apareció por allí otro colega con el primo de “hociquito” (el perro antidrogas de ayer). Nunca entenderé como si van a pasarte el perro antidroga a la moto, por qué la fumigan antes. Se debe de pillar un globo el perro que cuando olisquee las motos y los coches no sabe si está buscando marihuana, cocaína o pesticidas. Además, había oído una vez en un programa de televisión (no todo es Sálvame Deluxe) que estos perros tienen que descansar porque si no dejan de ser efectivos. Al primo de “hociquito” le tuvieron non stop olisqueando todo el aparcamiento y había más coches que en el IKEA un sábado por la tarde.


Superadas varias pruebas y llevando ya unas cuatro horas desde que desembarcamos, tocaba pasar por la aduana para que nos diesen el papel que luego uno tiene que entregar a la salida del país, y que demuestra que la moto ha sido importada temporalmente. Para la aduana que nos fuimos (todos, motos, auto caravanas, coches…) Una vez allí otra vez a hacer cola para el papelito. Cuando llegamos a la oficina, salió una tipa y dijo que todos aquellos que no tuviesen seguro obligatorio no podían obtener el papel. Por supuesto tampoco podíamos salir del recinto para sacarnos el seguro fuera de allí.
- ¿Y qué coño hacemos?
- Si ustedes quieren, podemos ofrecerles un seguro...
Otras dos horas para eso y finalmente apareció uno por allí con las pólizas en la mano, en la que el precio que ponía en el papel era de 15$ pero que milagrosamente costaban 25$. ¿Por qué? Nadie supo decirlo pero tuvimos que soltar 10$ de más, o eso o no había seguro.

Una vez pasada la prueba del seguro, faltaba por conseguir el papel de la importación temporal de la aduana. Otra cola más (llevaba ya 713 colas hechas en dos días) y otra horita más ahí, haciendo el mono. Cuando finalmente me tocó y entré en la oficina, había dos mujeres encargadas de hacer las gestiones. La que me tocó a mi era una negraza como la nani de Scarlett O’Hara en "Lo que el viento se llevó". Según me siento y me pide el pasaporte, nada más enseñárselo me dice: - un español!!! Yo tengo dos novios españoles!! Después de seis horas haciendo colas y trámites absurdos, lo primero que se me vino a la cabeza fue decir: - y a mi qué cojones me importa que tengas dos novios españoles, yo quiero mi puto papel!!!! Pero como uno, aunque a veces es un poco toli y exaltado sabe dónde está, saqué una vez más mi librito de camaleón mimetizante con el terreno y dije: - ¿en serio? No puedes ser, tendrías que tener 10!!!! Parece ser que con esa respuesta di en la diana, la tipa se engoriló y empezó a contarme “todo” lo relativo a sus “novios” españoles. Que uno era de Barcelona, que el otro era de Almería… que el de Barcelona era un poco sinvergüenza y le decía cosas feas… que el de Almería (un tal Fernando) la tenía loca… y yo, ahí sentado delante de su mesa, con otros 30 tíos en la calle haciendo cola y ella explayándose, contándome sus escarceos amorosos por internet. No contenta con eso se me puso a buscar fotos en el móvil para enseñármelas!!! Así pues conocí a Fernando, conocí al de Barcelona y de paso a sus dos hijos que pasaban por allí. Para añadir un poquito de leña al fuego, la otra tipa que estaba en la otra mesa haciéndole los papeles a un suizo, se unió a la conversación, se levantó de su mesa y vino a enseñarle a la otra, su última conversación por wasap con uno de sus “novios”. Y no era un mensajito tipo: -ven p’acá negra que te voy a dar pal pelo, no!!! Era una “Carta marrueca” y la mía se tiró leyéndola media hora. Mientras tanto, mis papeles, los del suizo y los de los otros treinta que faltaban por pasar, durmiendo el sueño de los justos. Una vez concluida la conversación, por fin se puso a teclear “mi expediente”. Entre las uñas que me llevaba de dos metros y que la soltura que tenía con el ordenador es la misma que tengo yo con las agujas de hacer punto, tardó “un ratito” en sacar mi papel. Por fin lo tuve en mi poder y eso significaba que podía salir de allí.

No está mal, llegué al puerto a las 14h y eran las 21h. Esas horitas de nada para sellar mi pasaporte, pasar un par de controles y obtener el papel de la importación temporal de la moto. Viva Panamá!!!!!!

Durante las siete horas que me tiré en el puerto me dio tiempo para conocer a todos los personajes que allí estábamos. No hay mal que por bien no venga y una de las cosas que descubrí, y que como sea cierta va a ser la pera, es lo siguiente. Uno de mis grandes dilemas respecto a este viaje es qué voy a hacer con la moto cuando lo acabe. Tengo tres opciones, la que menos me apetece a priori, es volverme a traer la moto a España, la segunda, es vender la moto, lo cual no sé si será fácil o no y la tercera es dejar la moto en EE.UU por si en el futuro, y si no acabo muy cansado de este viaje, me hago un viaje mucho más corto por EE.UU. El caso es que hablando con un suizo que andaba por allí me dijo que puedo dejar la moto sin problema en EE.UU el tiempo que quiera. El que no puede quedarse soy yo pero la moto… Como eso sea verdad (y él me dijo que estaba seguro al 100%) va a ser la pera. Por lo menos me dará tiempo para pensar qué es lo que hago y no tener que llegar y ponerme a hacer gestiones.

Conocí también a un padre brasileño y a sus dos hijos que están haciendo un viaje chulísimo. Los tres viajan en un Land Rover Defender y van a estar ahora seis meses viajando por América, luego se tomaban un descanso y el año que viene vuelven a la carga para viajar otros seis meses desde España hasta China. El padre creo que es profesor de universidad en Brasil y los dos niños que tendrán entre 13 y 15 años van a aprovechar el verano y parte del curso escolar para hacer el viaje.  Eso es una clase de geografía y ciencias naturales como Dios manda!!! Igualito que mis clases en el colegio… Lo tenían todo montadísimo, el coche molaba un montón y tiene un blog en condiciones y no la castaña que estoy haciendo yo. Te paso el link para que le eches un vistazo, viene en portugués pero mola: nossagrandeviagem.com.br


Finalmente, tras las mil horas en el puerto, por fin pude dejarlo y ponerme rumbo a Ciudad de Panamá para encontrarme con mi amigo. Llegué sano y salvo, un poco hasta el moño pero bueno… sigo vivo que no es poco.

La etapa del día

No hay comentarios:

Publicar un comentario