sábado, 28 de febrero de 2015

28 de febrero de 2015 – Pasto – Popayán – 256km – 7h

Dicen que lo mejor de Colombia son los colombianos y lo cierto es que por ahora el dicho se ha cumplido. Amanecí en Pasto y lo primero que tenía en mente era sacarme un seguro obligatorio para la moto llamado SOAT (Seguro Obligatorio de Accidentes de Transito). Ayer, el de la aduana me dijo que me lo sacase nada más cruzar la frontera pero entre que era tarde y que se estaba haciendo de noche pensé que sería mejor idea sacármelo por la mañana. Así que me puse manos a la obra. Primero pregunté a la del hostal si sabía dónde sacármelo. No tenía ni idea pero me acompañó hasta una tienda tipo badulaque de los Simpsons dónde vendían de todo, hasta el tal SOAT. La dueña de la tienda me dijo que ella no estaba autorizada a vendérmelo pero hizo unas cuantas llamadas de teléfono para averiguar dónde podría sacármelo. Me encantó una de las frases que le dijo a uno de sus interlocutores que fue algo así como: -Hola mi amor, necesito que me hagas un “fa” (por “favor”, se entiende…) Una vez que averiguó dónde podría ir a sacarme el seguro, me hizo un planito para que pudiese llegar. Con el plano en la mano y ya montado encima de la moto para la plaza de Pasto que me fui. Cuando llegué a la plaza de marras con cara de despistado, me abordó un señor y me dijo si necesitaba ayuda. Le dije que estaba buscando para hacerme un seguro, que bla, bla, bla… Me dijo que aparcase detrás de su coche y que le acompañase pues conocía dónde podría sacarlo.  A la oficina de seguros que llegamos, todo fueron gorrazos para “el doctor” (el doctor era quien me había abordado) y resultó que en esa oficina tampoco estaban autorizados a hacérmelo. Me resigné pues a tener que esperar al lunes para sacarlo. Cuando ya estaba a punto de volverme a montar en la moto y salir pitando, se me acercó de nuevo “el doctor” y me dijo que había hablado por teléfono con un conocido que sí que podría hacerme el seguro. Me acompañó hasta la oficina que estaba a un par de manzanas, nada más llegar dijo que yo era su buen amigo de España y que necesitaba sacarme un seguro. En cuestión de 15 minutos me lo dieron, volvimos dónde había dejado la moto, le agradecí 70 veces que me hubiese ayudado a resolver la papeleta y nos despedimos. Esto en Bolivia, no pasa, aquí… sí. Muchas gracias por todo Alex!!!


Hay que decir que Colombia (cómo también le pasa a Ecuador) tiene una orografía “delicada”. Son montañas y montañas y para hacer carreteras aquí se las tienen que ver y desear. Las carreteras no están mal pero son curvas, curvas y más curvas y las distancias se eternizan. Hoy no he hecho más de 250 kilómetros y he tardado casi 5 horas. Entre las curvas, las subidas, las bajadas, los camiones y las obras, es complicado hacer medias de más de 50km/h.

Orografía colombian
Mi intención después de los consejos que me dio mi amigo Alex era llegar hasta Cali. Llegando a Popayán me quedaban aún un par de horas más de camino pero he visto que el cielo se estaba poniendo muy negro, por donde en teoría tenía que ir, y he decidido pararme aquí en vez de continuar. Creo que ha sido la decisión más acertada que he tomado en todo este viaje porque ha sido encontrar un hotel, entrar a preguntar si tenían sitio para mi y apenas he entrado en la recepción ha empezado a diluviar. Llevo casi tres horas aquí y no ha dejado de llover. No quiero imaginar cómo hubiese llegado a Cali.

Algo que me ha sorprendido de lo que he visto hoy en Colombia es la cantidad de policía y de militares que hay en la carretera. Lo de la policía la verdad es que es generalizado en toda Sudamérica, hay un montón de policías por todos lados, en especial en las ciudades. No sé si es un tema de inseguridad o es un medio más de emplear gente. En Quito aluciné con la cantidad de policía que había en la calle. El caso es que aquí, además de policía hay bastantes militares. Los policías van en moto, a veces dos en una y con unos fusiles en ristre que para qué.


Los militares los he visto cuando he cruzado algunos pueblos. 



Además de militares he visto una serie de pancartas en las que decía que la presencia de militares da seguridad a la zona y bla, bla, bla. También he visto algún cartel que otro que hablaba del “desarme” y de si la guerrilla esto o lo otro. La verdad es que me gustaría hablar con algún colombiano sobre el tema y que me informase, lo que no sé es si se trata de un tema delicado o no y lo mismo me manda al carajo. También me gustaría saber si esta zona ha sido muy “guerrillera”. Pensaba que la zona más delicada era la que estaba lindando con Venezuela pero viendo tanto militar ahora me han entrado las dudas. Tendré que enterarme.

Con tanta policía en la carretera, es de cajón que una pillada te van a hacer. Llegando a un pueblo he adelantado a un camión en doble línea continua (aquí lo hace todo Dios, hasta la policía ayer) y no sé si ha sido por el pirulón o porque me he quedado mirando al policía o por curiosidad que me ha dado el alto. Cuando he parado me ha pedido la documentación y cuando se la he dado y ha visto que era española, me ha preguntado que de dónde era. Cuando le he dicho que de Madrid, me ha preguntado si me gustaba el futbol y que él era un gran seguidor de Radamel Falcao. Visto el percal me he mimetizado con el terreno y he empezado a cantar: -ole, ole, ole… Cholo Simeone!! Acto seguido he empezado a dar unos botecitos y cuando el policía me ha preguntado qué era lo que estaba haciendo le he dicho: - joder!!!, un bote, dos botes, tres botes… vikingo el que no bote!!! Después de un rato de cháchara, de comentar las últimas victorias del Atleti, sus futuros compromisos y lo bien que iba mi moto, me ha dado los papeles, me ha dicho que condujese con cuidado y yo le he prometido que en cuanto hablase con mi padre por Skype le iba a preguntar: -papá, por qué somos del Atleti??? (Como se entere Florentino de todo esto me quita el carnet de socio)

Un amigo me ha dicho que me paso el día poniendo en el blog un montón de "experiencias religiosas" y chascarrillos pero que no cuento nada de información práctica para alguien que leyese esto y estuviese interesado en hacer un viaje como este. Si no lo hago es porque en su momento cuando estuve “organizando” este viaje leí más bien poco sobre las cosas que me iba a encontrar para, como ya he dicho en más de una ocasión, vivir las cosas en el momento y no mientras lo estaba organizando. Para darle satisfacción y que así luego no me de gritos, puedo contar por ejemplo que para entrar en Colombia se necesita tener fotocopia del pasaporte, de la hoja del pasaporte donde aparece el sello de entrada (hay sitios donde sacar fotocopias al lado de la frontera), del permiso de circulación y del carnet de conducir. Yo me he traído copias hechas de todo desde España salvo la copia con el sello de entrada que la he hecho, las veces que me lo han pedido, en la propia frontera. En ningún país salvo en mi querida Bolivia me han pedido ningún tipo de tasa de entrada ni nada por el estilo.

Como dato curioso, en algunos peajes de Argentina, en todos los de Chile y Ecuador se tiene que pagar peaje, en el resto de países no se paga. No es que sean muy caros pero, pagar en un peaje cuando vas en moto es un engorro. Para, quítate el guante, coge el dinero, paga, coge la vuelta, ponte el guante otra vez, arranca… En algunos sitios pasas por el mismo carril que los demás y en Colombia por ejemplo hay un carril dedicado que es casi más complicado pasar por él que lo era pasar por la barra esa que ponían en el examen del carnet de conducir de moto en el pleistoceno (ahora creo que lo hacen de otra forma)





Respecto al seguro del que he hablado antes, en Argentina por ejemplo no me daban la moto si no tenía un seguro argentino. El que me saqué me cubría en Argentina, Chile, Bolivia y Perú. En Chile y en Bolivia ni te preguntan al entrar pero en Perú si no lo tienes antes de entrar en el país, no te dejan pasar. En Ecuador te lo recomiendan pero yo me lo he cruzado entero sin seguro. Ahora mismo no se me ocurren más cosas. Siento haberlo puesto todo junto, lo debería haber puesto por país pero es lo que hay. En el futuro si retoco algo el blog prometo poner este tipo de información donde corresponde. 

Hoy no me han pasado grandes cosas pero la verdad es que estoy contento. Lo que he visto me ha gustado y encontrarte gente maja hace que el viaje sea más agradable. Además me he librado de una chupa de cuidado así que… ha sido un buen día.

La etapa del día

viernes, 27 de febrero de 2015

27 de febrero de 2015 – Quito – Pasto – 380km – 8h45

Mi idea inicial cuando pensé en hacer este viaje era sencillamente “montar en moto” y ver qué es lo que se que cocía por América “desde la moto”. El problema es que soy un ansioso, lo quiero todo y ostras, ya que vengo hasta aquí y paso cerca de ciertos sitios emblemáticos, tendré que verlos, ¿no? Y si bien es cierto que ir viendo las cosas desde la moto te da la oportunidad de ver cosas que quizás de otra manera no las verías, reconozco que estoy contagiado por el virus del “turista de masas” y quiero ver los sitios emblemáticos de cada lugar.

Ayer me quedé un poco fastidiado por no haber podido ver nada de lo que tenía en mente así que anoche antes de meterme en la cuna sopesé la idea de volver sobre mis pasos e intentar ver al menos algo. Tenía la esperanza de que el día amaneciese algo mejor pero no tuve suerte. Aunque el día estaba algo más despejado, me da a mi que por estas latitudes pocos días hay de sol y moscas.

A pesar de la jarana que había por el barrio y que después de Lady Gaga me pusieron los grandes éxitos de Boney M, fue apagar la luz y quedarme frito. No sé si por las pesadillas de que un volcán entraba en erupción o que me caía dentro de un cráter, a las 7 de la mañana estaba con los ojos como platos así que, en vista de que no hacía bueno para volver sobre mis pasos, decidí irme a dar una vuelta por Quito. En mi opinión, Quito no es la pera y el centro histórico… El problema es el siguiente, todas estas ciudades que en su día formaron parte de las colonias españolas están más o menos cortadas por el mismo patrón. Imagino que si yo fuese japonés y viese lo que tienen por aquí me quedaría ojiplático pero como soy español, el centro histórico de cualquiera de estas ciudades se parecen al centro histórico de por ejemplo Salamanca y la única diferencia, a parte de que cada ciudad tiene sus edificios emblemáticos, es que en vez de haber salmantinos por las calles, hay ecuatorianos. Así pues, o la ciudad tiene algo peculiar (como es el caso de La Paz o Lima), o la cosa no me dice mucho.

He de reconocer que muchas veces me siento envidiosón de no ser de aquellos que “disfrutan” como enanos cuando “experimentan” las cosas. Me encantaría “sentir” las cosas como lo hacen los que escriben en la Lonely Planet, pero no soy capaz. En mi cruzada particular contra esta guía, no sé si no la trago porque no soy capaz de ver las cosas como ellos lo ven o porque no soporto ver las hordas de turistas, todos con la guía debajo del brazo, haciendo cola en el “Café del Inca” donde Johnny (el dueño canadiense que aún no habla español después de treinta y dos años por allí) sirve los mejores “Suspiros del Inca Yupanqui” (té del Pryca con leche condensada) mientras su perrita Malinche ladra cuando la gente deja propina. También puede que sea porque recuerdo que mi padre y yo nos poníamos de los nervios cuando veíamos los programas que ponían en la tele, donde un tal "Ian Wright" (el viajero de turno del programa) se dedicaba a poner caritas de asco cada vez que probaba un “plato exótico” que podía ser desde una cucaracha a la parrilla en Borneo hasta una loncha de jamón de pata negra en Jabugo. Yo nunca he llegado al “éxtasis” al que llegaban en esos programas cuando se metían en medio de, por ejemplo Quito, y disfrutaban del bullicio de sus calles, de sus magníficos mercadillos y de los maravillosos buñuelos fritos de los puestos callejeros. Si hubiese sido yo el que hubiese hecho la crónica, hubiese dicho que Quito necesita una lavadita de cara, que no hay más que pelmas por la calle llamándote “amigo” todo el rato, que vaya mierda de tiendas que no venden más que gorritas de los Bulls de Chicago y fundas para teléfonos móviles y que el aceite de los buñuelos tiene peor pinta que el aceite de mi moto después de 20.000 kilómetros.

La cartelera quiteña
Y en el fondo me jode no ser capaz, o ser lo suficientemente abierto de mente, para disfrutar de todo eso como ellos disfrutan. Además, siempre que luego veo las fotos de los sitios en los que supuestamente he estado me pregunto: - ¿pero yo he estado allí?

Vista de Quito
Así pues mi visita por el centro de Quito, vaya… Quizás lo que más me ha gustado ha sido subir a un mirador llamado El Panecillo. El sitio me ha gustado, llegar hasta él, no. Como tenía tiempo, estaba dando un paseo y soy toli, en vez de subir en taxi o en bus se me ha ocurrido la idea de subir a pata… y a qué mala hora. La madre que me parió, no me he acordado de que Quito está a 3.000 metros y casi me da un paro cardiaco. La vista merece la pena, la perdida de años de vida no. 

Cómo te quedas después de subir a pata hasta el Panecillo
Además de ver la vista desde el mirador, me he quedado más tranquilo pues he llegado a la conclusión de que días despejados, despejados no deben de tener muchos por aquí. En el mirador había la típica foto panorámica de los sitios que se podían ver desde allí y los volcanes que están rodeando la ciudad estaban cubiertos hasta en la foto!!!



Después de visitar el centro de Quito, he vuelto al hotel a por la moto y a por los trastos y me he ido a ver un sitio llamado “La mitad del mundo”. Es un tinglado que han montado con motivo del Ecuador, los hemisferios, la latitud… 

Latitud 0° 0' 0''
Una turistada más que no merece mucho la pena y lo único por la tontería de decir que tenía una pata en un hemisferio y la otra en el otro, hasta yo he caído!!! (Y reconozco que me ha hecho ilusión)

Paralelo cero
Concluida mi visita a Quito y sus alrededores he puesto rumbo a Colombia. El camino hasta la frontera está bonito. Los trámites de la frontera han sido bastante rápidos saliendo de Ecuador y no tanto (aunque no han sido terribles) entrando en Colombia. Lo del sello del pasaporte siempre es rápido pero lo de la aduana de la moto… en cada país tienen lo suyo. Hoy me ha tocado el funcionario de aduanas que se lo lee todo. Les he vuelto a largar los “papeles de palo” y han vuelto a darlos por buenos (como lea esto el ministro del interior de Colombia me meten en la cárcel por falsedad documental). Como decía, el tipo de la aduana era “lectorcín” y ha leído una cosa en el permiso de circulación sobre la ITV. En España cuando te piden los papeles hay que dar el permiso de circulación y la tarjeta de la ITV (que ahora no caigo como se llama). Mi tarjeta de la ITV está en algún sitio en alguna de las maletas y no la he sacado en todo el viaje. Cuando el tipo me ha preguntado, he pensado que no quería ponerme a abrir maletas, sacar bolsas… y le he dicho que esa tarjeta te la dan a los cinco años cuando pasas la ITV… no le ha molado mucho mi respuesta, a pesar de que he hecho una interpretación de nominación para los Oscars, y ha empezado a poner pegas. He capeado el temporal como he podido y al final ha pasado por el aro. Aún así el muy mamón, en la carta de la aduana ha puesto una anotación en la que pone algo sobre la ITV, no he querido mirar mucho haciendo como que no me importaba pero casi me quedo bizco como Trueba de tanto forzar el ojo para ver lo que escribía.




Pasada la aduana he entrado en Colombia algo más tarde de lo que era mi deseo y eso significaba que se me iba a hacer de noche. Además de que no me gusta ir de noche por si me pasa algo, a ver quien me saca luego de ahí, el hecho de que fuese “Colombia”… Seguro que luego no pasa nada y es el país más seguro del planeta pero ya me estaba imaginando a las FARC cortando la carretera y pidiéndome la tarjeta de la ITV… - no la tengo, Sr. guerrillero.  En una de estas, he parado en una bifurcación para preguntar a unos policías por dónde era y cuánto quedaba. Me han preguntado que de dónde era, cuanto llevaba viajando y se han ofrecido a “escoltarme” unos cuantos kilómetros. Al final han sido unos 30 y me he sentido como “el Juanqui” cuando sacaba la moto de la Zarzuela y le seguían los escoltas.


Al final he llegado a Pasto, me ha costado otra vez Dios y ayuda encontrar el hostal aunque esta vez no he sido yo el culpable, sino Google Maps que a veces mete la pata. 

Luego dicen de Colombia
He dejado pues Ecuador y sigo en una pieza que es lo importante. A ver mañana qué es lo que pasa.

La etapa del día

26 de febrero de 2015 – Cuenca –Quito – 477km – 8h

Para que un sitio esté verde como un vergel tiene que llover y hoy… me ha llovido. Ayer muchos prados verdes, muchas vaquitas, muchas casas desperdigadas por la montaña pero hoy… En teoría la ruta que tenía prevista era chula, chula, paisajes verdes, volcanes a diestro y siniestro, visita a una laguna dentro de un cráter, llegada a Quito… La cosa prometía pero cuando te salen días como hoy toca resignarse. Precisamente un amigo me preguntaba hoy por wasap qué tal estaba de ánimo y que cómo eran los días… La verdad es que de ánimo mal no estoy, lo que estoy es un poco pulgosín. Coño, no se viene uno todos los días hasta aquí para que te salga un día como el de hoy y no puedas ver nada de lo que tenías planeado. No he visto un carajo, y me ha llovido gran parte del día y cuando no lo ha hecho ha estado cubierto, cubierto. 



Evidentemente no se pueden tener todos los días buenos, ayer estaba más feliz que una lombriz y hoy… Me fastidia porque cuando he llegado al hotel me he puesto a ver fotos en Google y la verdad es que lo que me he perdido es bastante espectacular. Pero bueno, como me ha dicho luego otra amiga por wasap, en un mes y medio estoy otra vez de vuelta al trabajo y hasta me acordaré de esto.

Poco puedo comentar del día de hoy, como ya he dicho no he visto nada. Los volcanes que tenía intención de ver estaban cubiertos y la Laguna del Quilotoa, que es una laguna dentro del cráter de volcán, ni siquiera me he acercado, eran casi 140 kilómetros más de vuelta que tenía que dar y entre el día que hacía y lo mojado que estaba, lo he dejado pasar. 




La guinda ha sido mi entrada en Quito. Si bien sigo diciendo que Ecuador está bastante ordenado, limpio, etc. de lo que peca bastante es de una falta de señalización importante. Yo no sé si aquí se guían como los murciélagos y se saben el camino pero dinero en señales no se gastan. Hoy he preguntado setecientos millones de veces cómo ir a Quito.

Precios del peaje en Ecuador
Menos mal que están espabilados (no como otros que no quiero nombrar) y cuando les preguntas enseguida te mandan por el lugar correcto. Aún así mi entrada en Quito, entre la falta de señales, mi visera del casco mojada y que leer el mapa en marcha es complicado (tendría que haber comprado un mapa para Mr. Magoo) ha sido apoteósica. Si quería ir al centro he acabado en una ciudad dormitorio. No exagero si he preguntado a cincuenta personas hasta que finalmente he llegado al hotel. No creo ser torpe con las direcciones, me oriento bastante bien y pillo las explicaciones por complicadas que sean, pero Quito no es una “ciudad fácil”. Si a eso le añades que los nombres de las calles no están siempre visibles, que entre tanta colina no todas las calles hacen lo lógico que deberían hacer… me ha costado Dios y ayuda llegar. Hoy me he arrepentido de mi romanticismo y he pensado en varias ocasiones que un GPS me habría venido bastante bien.  


Como no hay dos sin tres, el hostal en el que estoy está en plena zona de marcha quiteña y tal cual estoy escribiendo esto, está retumbando la pared con las últimas canciones de Pitbull y Lady Gaga, vaya tela!!!

Para no seguir siendo un cenizo y cambiar de tercio antes de acabar, algo que me tiene fascinado y que ayer se me olvidó comentar es que en Ecuador, la moneda oficial es el dólar norteamericano. Y cuando digo oficial es que no tienen otra moneda, todo está en dólares. Cuando pagas te devuelven en dólares y las monedas son las mismas que en EE.UU. Me parece alucinante. Por un lado que vivan en dólares y por otro lado, que es lo que más me alucina, es la mega economía que tiene que tener EE.UU para poder soportar que haya varios países en el mundo que utilicen su moneda, ya no como moneda de referencia, sino como moneda oficial. En mis divagaciones habituales he estado pensado que es casi seguro que hay más dólares fuera de EE.UU que dentro del propio país. Me parece increíble.


Bueno, visto lo visto Ecuador va 1-1, día bueno y día chungo, a ver mañana el desempate.

La etapa del día I

La etapa del día II

25 de febrero de 2015 – Mancora – Cuenca – 357Km - 7h30

 No quiso la costa peruana que la viese soleada. Otro día más que amaneció gris, ni sol, ni viento, ni olas así que recogí los trastos pronto y camino de Ecuador que me fui. Dejaba hoy Perú y en general me ha gustado. Ver los cóndores estuvo chulo, las líneas de Nazca tuvieron su aquel a pesar del medio mareo que me pillé, Lima me encantó, los peruanos son majetes, y ha habido unas cuantas cosas que me han llamado bastante la atención por peculiares. Quizás he acabado un poco cansado de tanto pitido y ruido en general en las calles pero…

Viva la seguridad en el trabajo
Ha sido muy curioso el cambio entre Perú y Ecuador. La frontera natural es un río y es cruzarlo y milagrosamente el paisaje cambia. Pasa de ser un desierto a convertirse en un vergel, es increíble!!! He de reconocer que mi entrada en Ecuador no ha sido todo lo triunfal que esperaba. Me he pasado tres horas en el puesto fronterizo para que me sellasen el pasaporte y me hiciesen los papeles de la aduana de la moto. Y no es que hubiese mucha gente, no había ni Dios pero se lo han tomado con calma. Cuando he llegado a la ventanilla había un papel que ponía: Salí a comer, vuelvo en seguida. He estado una hora de reloj desde que llegué a la ventanilla. Hacia 63°, un sol de justicia y yo vestido de Power Ranger estaba achicharrado. Cuando volvía el tipo a la oficina no he podido contenerme y le he hecho un comentario sobre si en Ecuador “en seguida” significa una hora o algo así. Al tipo no le ha hecho mucha gracia y cuando ha estado elaborando “mi expediente” me ha empezado a decir que una fotocopia del pasaporte no se veía bien el sello, que si esto, que lo otro, y ahí ya la hemos tenido. En la aduana ecuatoriana te piden fotocopias de los papeles de la moto, del pasaporte y del carnet de conducir. He de reconocer que yo estaba bastante quemado de esperar y de estar al sol y le he gritado un poco. Además ha intentado colarse uno que era algo así como un agente de aduanas medio coleguita para que le agilizase un expediente y ese también se ha llevado sus gritos. Al final yo he gritado, el tipo se lo ha tomado con más calma, he seguido acordándome de su madre y por fin he tenido mi papelito para continuar el viaje.

Bienvenido a Ecuador
Empezaba yo con mal pie en Ecuador así que he decidido tranquilizarme, tomarme las cosas con calma y pasados unos kilómetros desde la frontera he parado en un “comedor” de los muchos que hay a lo largo de la carretera en el que había parados unos ocho camiones cisterna. Si había tantos camiones parados sería por algo y efectivamente me he comido un menú de carretera que estaba buenísimo. Era un pescado frito con arroz y frijoles que ni Arzak.

Saciada mi hambre y mi sed estaba ya más contento y he seguido mi viaje. Me ha sorprendido de Ecuador nada más entrar que era todo verde y que a ambos lados de la carretera había hectáreas y hectáreas de plataneras. 



Luego me ha dicho un pajarito que Ecuador es el mayor productor de plátanos del mundo, no me extraña.

Puesto de plátanos
Cerca de la costa todo eran campos de plátanos pero luego he ido subiendo para llegar hasta mi destino y el paisaje era clavado a Asturias o Galicia. Todo verde, con sus vaquitas, sus casas desperdigadas por la montaña, de veras sorprendente. Otra cosa que me ha sorprendido es que las carreteras estaban muy bien y que había un montón de carteles de concienciación tipo: no tires basura, Ecuador potencia turística mundial, cuida el medio ambiente, si ves que la gente infringe cosas, denúncialo… La verdad es que el tema de la concienciación debe de haber funcionado porque la diferencia entre Perú y Ecuador es abismal.

Cartel del concienciación
Ecuador está infinitamente más limpio que Perú, en las carreteras a penas hay basura, los pueblos están mas ordenador, las casas están acabadas!!! y sobre todo y fundamental… los coches no pitan constantemente ni tampoco te pasan por encima. Así, entre curva y curva, prado y prado he llegado a mi destino.


 ¿Habías oído hablar alguna vez de Cuenca? No, no de esa Cuenca que te imaginas… de la Cuenca de Ecuador. Yo en mi vida y me he llevado un sorpresón. Estarás diciendo: -joder hijo, podías haberte informado un poquito de los sitios por los que ibas a pasar!!! Como ya he dicho en varias ocasiones, al igual que no llevo GPS por romanticismo, no quiero “leer” sobre los sitios por los que voy a pasar para así poderme llevar sorpresas con las cosas que me voy encontrando. Además creo que ni Marco Polo ni Livingston llevaban la Loneny Planet y me da que no se lo pasaron mal. Volviendo al asunto, después de llegar al hotel, me he duchado y he salido zumbando para hacer un tour en un bus de esos descubiertos por toda la ciudad y ha sido un acertón. Cuenca me ha gustado muchísimo. Qué ciudad tan bonita, tan cuidada y tan completa que es esta. En mi vida había oído yo de la existencia de la Cuenca ecuatoriana. 

Cuenca
Además de la explicación de los edificios y de la historia, la guía ha contado una anécdota curiosa. Al parecer, los famosos sombreros panameños (panamá hut) son originariamente de aquí. Al parecer, los enviaron a Panamá cuando la construcción del canal y según ha contado, cuando el canal lo visitó un presidente norteamericano se puso un sombrerito de estos, le fotografiaron y el sombrero adquirió fama mundial. Según cuentan parece ser que es originario de aquí y son los mayores productores del mundo. 

Algo que me ha resultado curioso es lo siguiente. Cuando viajo por países llamémosles un poco menos desarrollados que España (y con esto no digo que España sea la panacea pues hay muchas cosas que quemaría con un lanzallamas) la novedad del desorden, el caos, la suciedad, el “descojono” generalizado tiene su gracia y su atractivo pero después de un tiempo me empieza a cansar. Mira que me queda aún “caos” por delante en los países que me queda por visitar pero una vez que he entrado en Ecuador y he encontrado todo más ordenado, todo más limpio, todo más serio y algo fundamental… que los coches no pitaban y no tenias que estar con mil ojos, de alguna manera “he descansado” y también me he relajado. Debo tener una mente muy cuadriculada o quizás en exceso occidental. Puede ser también que esté demasiado acostumbrado a lo mío y sea tan paleto como aquellos que dicen: -como los chorizos de mi pueblo…

La cena
Por hoy nada más, he llegado muy tarde al hotel, he cenado demasiado y se me están cerrando los ojos.

La etapa del día