Hoy
entre que se me pegaron las sábanas y que estuve buscando un sitio dónde cambiar
dinero, salí más tarde de lo esperado. El día iba a ser largo (no sabía que
tanto) y hasta las 10:15 no estaba subido encima de la moto. Si ya de por sí
salí tarde, además a la salida del pueblo me entretuve sacando unas fotos. La
vista que hay del macizo del Fitz Roy a la salida del pueblo es espectacular.
Lástima que el cielo estaba medio cubierto, las nubes estaban altas, se veía de
sobra la montaña pero la luz no era todo lo bonita que me hubiese gustado.
Saqué 17 millones de fotos y seguí mi camino.
El primer contratiempo de la mañana fue que al llegar a un pueblo llamado Tres Lagos, no fui capaz de dar con la gasolinera. Había obras en la carretera, las señales estaban mal puestas, había un desvío… el caso es que en un pueblo de mala muerte, con tres casas y media no fui capaz de dar con la gasolinera. Lo más alucinante de todo es que no había en el pueblo un solo lugareño al que preguntar. Di unas cuantas vueltas hasta que al final de debajo de una piedra apareció un hombre. Le pregunté, me dijo que la gasolinera estaba unos kilómetros más adelante y allá que fui. Eché gasolina, la mujer que atendía empezó a decirme que mi acento era “relindo”, que hablaba igual que Sabina, que ella había estado en un concierto suyo en la ciudad de Mendoza y que hasta la siguiente ciudad, los primeros 110 kilómetros eran de ripio. Ripio??? Me estás hablando de ripio??? Las carreteras esas de piedritas??? Cuando estuve preparando el viaje, había leído que era habitual encontrarse con “carreteras de ripio” de vez en cuando pero que la tendencia era a que cada vez hubiese más carreteras asfaltadas. El concepto de circular por carreteras de ripio visto desde el sofá de tu casa queda muy bien, te ves emulando a los tipos que aparecen en los posters de publicidad tanto de motos como de ropa de moto… tú también lo vas a hacer!!! Pero cuando estás aquí, con la moto cargada hasta los topes (sigo preguntándome qué es lo que me he traído para tener tantísimo equipaje), la expresión “carretera de ripio” se te atraganta un poco. Y no parece que el único “no romántico” sea yo, hoy me he encontrado a un par de motoristas franceses haciendo el camino opuesto al que he hecho yo, y cuando me han preguntado qué tal todo y les he contado que había un tramo de 110km de ripio se les ha descompuesto la cara. Y mira que llevaban unas súper BMW´s de esas cañonas, con todos los extras…. Paparruchas, estas motos están hechas para ir por carretera, son muy pintonas, les puedes poner muchos extra pero… cuando estás en el ripio, con los baches, las piedras sueltas, las roderas… la moto vibrando a punto de entrar en resonancia… es un castigo. A la moto le vibra todo, piensas que en cualquier momento una de las maletas se va a arrancar de tanto meneo, terrible. Estás deseando que se acabe ese infierno de una vez. Y mira que dentro de las “carreteras de ripio” hay tipos de ripio. Los hay de todas las clases. Está el “ripio asesino” que es cuando te encuentras millones de piedras no muy grandes, todas redonditas que hacen que cuando pases por encima se te hunda la rueda, se te encarrile, la moto se frene, empiece a dar bandazos… leñazo asegurado. Luego está el “ripio infernal” que es cuando la carretera están mega bacheada, con unos agujeros tamaño cráter, que vas cogiendo uno para acto seguido coger el siguiente y tener un constante vaivén. Tenemos también el “ripio choppy repugnante” que es cuando hay esas ondas o rizos creados, creo por la excavadora o de la máquina que pasa para mantener la carretera, que cuando pasas por encima empiezas a dar ligeros botecitos muy seguidos que asemejan mucho a la turbulencia de un avión. Tenemos también el “ripio crema” que es cuando la carretera es de arena muy compacta, sin apenas piedras donde se puede ir casi exactamente igual a cómo se va en la carretera. Podría seguir enumerando las distintas clases de ripio pero creo que ya está bien por hoy.
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El Chaltén |
El primer contratiempo de la mañana fue que al llegar a un pueblo llamado Tres Lagos, no fui capaz de dar con la gasolinera. Había obras en la carretera, las señales estaban mal puestas, había un desvío… el caso es que en un pueblo de mala muerte, con tres casas y media no fui capaz de dar con la gasolinera. Lo más alucinante de todo es que no había en el pueblo un solo lugareño al que preguntar. Di unas cuantas vueltas hasta que al final de debajo de una piedra apareció un hombre. Le pregunté, me dijo que la gasolinera estaba unos kilómetros más adelante y allá que fui. Eché gasolina, la mujer que atendía empezó a decirme que mi acento era “relindo”, que hablaba igual que Sabina, que ella había estado en un concierto suyo en la ciudad de Mendoza y que hasta la siguiente ciudad, los primeros 110 kilómetros eran de ripio. Ripio??? Me estás hablando de ripio??? Las carreteras esas de piedritas??? Cuando estuve preparando el viaje, había leído que era habitual encontrarse con “carreteras de ripio” de vez en cuando pero que la tendencia era a que cada vez hubiese más carreteras asfaltadas. El concepto de circular por carreteras de ripio visto desde el sofá de tu casa queda muy bien, te ves emulando a los tipos que aparecen en los posters de publicidad tanto de motos como de ropa de moto… tú también lo vas a hacer!!! Pero cuando estás aquí, con la moto cargada hasta los topes (sigo preguntándome qué es lo que me he traído para tener tantísimo equipaje), la expresión “carretera de ripio” se te atraganta un poco. Y no parece que el único “no romántico” sea yo, hoy me he encontrado a un par de motoristas franceses haciendo el camino opuesto al que he hecho yo, y cuando me han preguntado qué tal todo y les he contado que había un tramo de 110km de ripio se les ha descompuesto la cara. Y mira que llevaban unas súper BMW´s de esas cañonas, con todos los extras…. Paparruchas, estas motos están hechas para ir por carretera, son muy pintonas, les puedes poner muchos extra pero… cuando estás en el ripio, con los baches, las piedras sueltas, las roderas… la moto vibrando a punto de entrar en resonancia… es un castigo. A la moto le vibra todo, piensas que en cualquier momento una de las maletas se va a arrancar de tanto meneo, terrible. Estás deseando que se acabe ese infierno de una vez. Y mira que dentro de las “carreteras de ripio” hay tipos de ripio. Los hay de todas las clases. Está el “ripio asesino” que es cuando te encuentras millones de piedras no muy grandes, todas redonditas que hacen que cuando pases por encima se te hunda la rueda, se te encarrile, la moto se frene, empiece a dar bandazos… leñazo asegurado. Luego está el “ripio infernal” que es cuando la carretera están mega bacheada, con unos agujeros tamaño cráter, que vas cogiendo uno para acto seguido coger el siguiente y tener un constante vaivén. Tenemos también el “ripio choppy repugnante” que es cuando hay esas ondas o rizos creados, creo por la excavadora o de la máquina que pasa para mantener la carretera, que cuando pasas por encima empiezas a dar ligeros botecitos muy seguidos que asemejan mucho a la turbulencia de un avión. Tenemos también el “ripio crema” que es cuando la carretera es de arena muy compacta, sin apenas piedras donde se puede ir casi exactamente igual a cómo se va en la carretera. Podría seguir enumerando las distintas clases de ripio pero creo que ya está bien por hoy.
Después
del infierno ripial, llegué a un pueblo llamando Comandante Gregores. Sitio
curioso donde los haya, en medio de la nada, con un look a pueblo de western americano, sinceramente era digno
de ver. En la calle principal (en Argentina todas, todas, todas las calles
principales de los pueblos se llaman San Martín) en cada rotonda había plantada
una estatua de tamaño descomunal con motivos “westernianos”, o sea, o un vaquero
montando en un caballo o una carreta con sus caballos tipo "La casa de la
pradera"… ¿Por qué? Se lo pregunte al de la gasolinera y me dio una clase
magistral de conocimiento local: - ¿Estatuas? ¿Qué estatuas? Nada chaval, déjalo!!!
Si
el ripio fue un infierno, después la cosa no ha mejorado y se ha convertido en
un “tedio infernal”. Ha sido una carretera aburrida durante kilómetros y
kilómetros. Ya no sabía que hacer para luchar contra el aburrimiento. Me he
puesto música, me la he quitado, me he sentado de una manera, de otra, todo
para luchar contra el aburrimiento. Qué carretera dios mío!!! No me quiero
repetir más (que ya sé que lo hago bastante) pero no hay palabras para
describir lo aburrido y monótono que es el paisaje de la Pampa. Qué estepa!!!!
En esta zona al menos hay subidas y bajadas pero ni aún así. Kilómetros y kilómetros de nada, entre pueblo y pueblo (que están separados de media por unos 150 kilómetros) no ves una casa, una construcción, nada!!! De vez en cuando vez una señal que pone “Estancia Manolito” o “Estancia Paquito” pero sólo ves eso, de la estancia ni rastro.
En esta zona al menos hay subidas y bajadas pero ni aún así. Kilómetros y kilómetros de nada, entre pueblo y pueblo (que están separados de media por unos 150 kilómetros) no ves una casa, una construcción, nada!!! De vez en cuando vez una señal que pone “Estancia Manolito” o “Estancia Paquito” pero sólo ves eso, de la estancia ni rastro.
El
día en si ha sido muy aburrido y para ponerle algo de salsa he tenido la
siguiente idea brillante. Quedándome unos 90 kilómetros para llegar a mi
destino y siendo las 7 de la tarde, he visto una indicación de un lugar llamado
“La Cueva de las Manos”. Es un sitio que recomiendan en internet visitar y que
si no es más popular es porque está en el culo del mundo. Estaba a 30 kilómetros
según la señal, cierto es que eran las 7 aunque eso no era lo que más me
preocupaba, era más el tema de la gasolina. Tenía suficiente para los 90
kilómetros y con un cálculo rápido pensé que para los 60 adicionales también.
Le di una pensadita y dije: coño, no vienes aquí todos los días... a la cueva que
me voy. El camino para llegar era una vez más de ripio, me lo tomé con calma y
al final llegué. Cuando asomé la gaita por la taquilla de la cueva eran las
19:20 más o menos y un tipejo que andaba por allí me dijo que la ultima visita
era a las 19:00 y que no la podía visitar. Casi me da un paro cardiaco, todo el
camino hasta aquí y encima me lo pierdo por 20 minutos. Durante el camino había
sopesado la idea de que estuviese cerrado pero como no había ningún cartel
indicando el horario, además es verano por aquí, temporada alta… pensé que el
sitio estaría abierto. Había en la taquilla varios chicos, uno de ellos, el más
tocapelotas no dejaba de decirme: lo siento pero ya no la puedes ver. He de
reconocer que su actitud me tocó bastante los huevos pues encima lo estaba
diciendo con un tonillo socarrón del tipo: me da igual que te hayas metido la
kilometrada pero tú, las manitas, no las ves!! Sopesé la idea de mandarle al
carajo y acordarme de sus muertos pero ya que estaba aquí pensé: -la cueva las
veo por pelotas. Empecé a lamentarme, a ponerles la carita del gatito de Shrek
y al final uno de los que andaba por allí (que no el mamón) me dijo que le
acompañase, que lo mismo podíamos enganchar a la guía que había comenzado la
visita a las 19:00. Para allá que fuimos, enganchamos a la guía, me dejó con el
grupo y mis manitas que me vi. El sitio es curioso de verdad y además la guía
en vez de ser la típica que te suelta el sermón exactamente igual que lo ha
hecho las 700 veces que ha enseñado la cueva, era una enamorada del sitio y lo
transmitía. Estuvimos cerca de una hora no sólo explicando cómo lo pintaron si
no como vivían, cómo eran etc. Y fue muy interesante. Ah!!! Además aprendí algo
en lo que estaba errado hasta ahora. Las famosas “vicuñas” que abundan por
aquí no son vicuñas si no “guanacos”. Así que donde dije vicuñas quise decir
guanacos. Lo único malo es que entre una cosa y otra me dieron las 21:15, me
quedaban casi 130 kilómetros y estaba anocheciendo. Mira que aquí anochece
tarde pero tenía todas las papeletas de que se me iba a hacer de noche.
Una
de las “máximas” que me he puesto para este viaje es que no quiero estar
circulando por la noche. Sobre todo por si me pasa algo. Pues nada, regla
incumplida. Lo peor de eso no fue que se hiciese de noche, la carretera no
tenía pérdida y antes o después iba a llegar al pueblo. El problema es que una
vez más mis “jueguecitos” con la gasolina me las iba a hacer pasar moradas. Al
igual que la otra vez, el indicador de gasolina de mi moto juega malas pasadas.
Baja muy despacio al principio y muy deprisa al final. El caso es que cuando se
quedó en una sola rayita me quedaban aún 85 kilómetros. Esta vez si que me
dije: Álvaro, estás jodido!!! Y además de noche. Creo que han sido los 85
kilómetros más agónicos de mi vida. Estuve constantemente mirando cómo
avanzaban los kilómetros y viendo cómo la rayita se mantenía. Cada kilómetro
que pasaba más cerca estaba del pueblo. Esto que estoy contando parece una
chorrada pero podéis hacer la prueba de mirar sin parar el marcador de los
kilómetros durante 85 kilómetros. Pero cuando digo sin parar es sin parar!!! Y
no de kilómetro en kilometro, si no de centena de metros en centena de metros.
Iba más mirando el cuentakilómetros, y por ende la rayita de la gasolina, que mirando
la carretera. Vamos que se me cruza un guanco y me meto un guarrazo y nada más
levantarme en vez de revisar mis daños corporales y los del guanaco hubiese ido
corriendo a mirar a cuantos kilómetros estaba del pueblo y cuantas rayitas
tenía. Estuve tentado de parar varias veces para hacer la comprobación “old
style” (o sea, escuchar si queda sopa o no en el depósito) pero como era de
noche pensé que mejor tirar y que sea lo que dios quiera. Tiré y tiré, hice
millones de cálculos, lo que tardaría dependiendo de donde estaba si tuviese
que ir andando, dónde y cómo dejar la moto si tuviese que ir por gasolina, si
esconder la moto en algún sitio o dejarla tal cual en la cuneta. La rayita
seguía ahí hasta que faltando unos 15 kilómetros desapareció. En ese momento me
quise morir, saqué el desfibrilador y me di tres descargas, dos en el corazón y
una en las pelotas por huevón. Eran las 23:15, estaba a 15 kilómetros del
pueblo y me iba a quedar tirado. En ese momento pensé en lo gilipollas que
había sido por apurar tanto, a ver cómo demonios salía yo de esto y a qué hora,
si la gasolinera del pueblo iba a estar abierta a esas hora o no… Todo eso en
las décimas de segundo que pasó de haber una rayita a no haber nada. Lo que
ocurrió es que el indicador de combustible se puso a parpadear y dónde aparecen
los kilómetros de la moto cambió y empezó a contar de cero como indicando los
kilómetros que llevaba en reserva. Por experiencia con la otra moto Yamaha que
tengo en la que en alguna ocasión me ha pasado eso, cuando pasas eso es como el
indicador de la reserva final y aún tienes un margen para tirar. En esta moto
no sabía como funcionaba el sistema pero parece ser que deben ser primos
hermanos. La verdad es que sentí tal desasosiego cuando reaccioné y vi que la
desaparición de la última rayita no significaba la muerte segura que casi me
echo a llorar. En el manual había leído que cuando desapareciese la ultima raya
había que “repostar inmediatamente”. Viendo esto sabía que al menos esos 15
kilómetros los hacía.
Juro
que creo que no he estado más agobiado con un tema de gasolina en mi vida, a
toro pasado al menos he aprendido como funciona la indicación de gasolina en mi
moto pero me lo podría haber ahorrado. Ahora también se que la moto al menos puede hacer 400 kilómetros sin repostar.
No es que tengan aire del "oeste americano", es que la Pampa también tuvo además de semejanza paisajista y etnográfica una historia de expansión europea en el siglo XIX parejas, ahí la palma se la llevaron las campañas del general Rosas ( si no me falla la memoria), y tampoco extrañes las calles, avenidas y plaza San Martín o incluso Belgrano, el primero fue "el Libertador" de Argentina, Chile y participo en Perú, el segundo además de campañas fue el creador de la bandera "albiceleste". Saludos desde Valladolid.
ResponderEliminarEfectivamente todas, todas, todas las calles principales de los pueblos argentinos se llaman San Martín. Belgrado también aparece un montón
EliminarMe has conseguido agobiar con la gasolinita, estaba buena la guía de las manitas? 😁
ResponderEliminarPozi
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