Mi
estadía en Lima hoy ha tenido dos partes, la primera la he dedicado a hacer
unos cuantos “asuntos” que tenía pendientes y la segunda la he dedicado a dar
una pequeña vuelta por Lima, pero vayamos por partes.
Esta
mañana tenía dos cosas que hacer sí o sí. En primer lugar y súper fundamental
era encontrar un sitio dónde lavar la ropa. A pesar de los trece contenedores
de equipaje que me he traído, lo que es ropa, ropa mucha no he traído. Sigue
siendo un enigma para mi y lo sería para Jiménez del Oso saber por qué demonios
mi equipaje pesa tanto pero lo que está claro es que por haberme traído
trapitos no es. Viajar solo, tiene sus pros y sus contras y uno de los pros es
que puedes repetir ropa durante 15 días que nadie se va a dar cuenta. Vale que
en las fotos siempre salgo con lo mismo, pero como es el traje de la moto la
gente puede que no se plantee qué es lo que llevo debajo. Pues he de confesar
que casi siempre lo mismo. Esa pequeña falta de rotación en la ropa hace que
esta se vaya ensuciando y que cada día que pasa… Si además no paras muchas
horas en un sitio, aunque hagas lavados de emergencia, la ropa, limpia, limpia
no queda. Podría haberme traído más “modelos” para estar todos los días ideal
pero entonces creo que me tendría que haber puesto un remolque en la moto para
el exceso de equipaje. Era pues vital para mi el poder lavar la ropa.
Una
vez encontrada la lavandería, otra cosa no tan fundamental pero si conveniente
era encontrar un sitio dónde cambiar la rueda delantera. Aprovechando que estoy
en Lima, que es una megalópolis y tiene absolutamente de todo, pensé que era el
lugar más apropiado para cambiar la rueda y quitármelo de encima. La rueda
aunque aún no estaba para cambiar del todo, antes o después la tendría que
cambiar. Me hubiese tocado hacerlo o bien en el norte de Perú o bien en Ecuador
y desconozco si allí hay de todo y lo que me iba a suponer. Aunque había mirado
en internet un concesionario Yamaha dónde tenía intención de preguntar, camino
del concesionario paré en una gasolinera a echar gasolina. Cuando la estaba
echando, justo en el surtidor de al lado paró un chico con otra Yamaha aunque
un modelo distinta de la mía. Lo vi claro y le pregunté si él sabia dónde
podría cambiar la rueda y sobre todo un sitio que lo hiciesen bien. El chico
encantador, me dijo que le siguiese pues camino de su trabajo había un taller
de motos dónde él llevaba la suya y según él, trabajaban bien. Le seguí,
llegamos al taller, el chico entró conmigo, habló con el dueño, le dijo que era
un íntimo amigo suyo español que estaba viajando por Perú en moto, que me
cambiase la rueda, que me tratase bien y me hiciese “precio de colega”. Vamos,
igualito que en Bolivia!!!!!! De la emoción que me entró, cuando nos despedimos
le di un abrazo al chaval que casi le parto las costillas y sólo me faltó
besarle en la boca. El del taller me dijo que la rueda no la tenía, que la iba
a pedir y que le trajese la moto al día siguiente a primera hora y me la
cambiaba.
Solucionados
pues mis dos asuntos tenía la tarde libre. Y cuando se está solo, llevas un mes
sin hablar con nadie y estás mas tirado que una colilla ¿qué es lo mejor que se
puede hacer? Pues acoplarte a un grupo de amiguitos y que te saquen de paseo
por Lima. Quedé pues con Eme, Onofre y Roberto que para no ser de aquí tenían
una soltura moviéndose por Lima que… Me llevaron a comer a un sitio en el que
yo no habría entrado nunca y que sinceramente me encantó.
La casa de Edith |
Mira que yo no soy
mucho de pescado pero… estaba bueno.
Exquisiteces limeñas |
También me solucionaron una de mis dudas
existenciales desde que estoy en Sudamérica. A ver cómo la cuento intentando
ser breve. Con la gilipollez de mi romanticismo, como ya he dicho en alguna
otra ocasión, no me quise traer un GPS. Me compré unos mapas pero sobre todo me
compré la piedra filosofal de la navegación, una brújula. No era una brújula
cualquiera, no, era una brújula de 3,95€ del Decahtlon (podría escribir
capítulos y capítulos sobre mi tienda favorita) El caso es que el día que fui a
echar mano de la brújula para encontrar el camino a no sé dónde, me percaté de
que mi brújula de 3,95€ no apuntaba a donde yo creía que estaba el norte. No
soy Magallanes pero coño, el norte más o menos sé donde está y si tienes unos
montañones a la derecha que van de norte a sur, lo normal es que el norte esté
delante de ti, un poco a la derecha un poco a la izquierda pero… Pues mi pequeña
brújula no apuntaba hacia el norte. He de decir que me llevé un sofocón pero
además de eso me empezaron a entrar las dudas. ¿Apuntan las brújulas al norte
en el hemisferio sur? Sí, sí, ahora vas de listillo y estás contestando que por
supuesto, que cómo no van a apuntar siempre al norte que bla, bla, bla… Pues
cuando estás en medio de la pampa argentina y ves que no apunta, empiezas a
dudar. Una vez explicado todo esto resulta que ayer me aclararon que
efectivamente todas las brújulas apuntan al norte pero… que hay brújulas para
el hemisferio norte y brújulas para el hemisferio sur, que si la brújula es
chunga (que no era el caso de la mía) pueden verse afectadas por campos
magnéticos como por ejemplo son los Andes por la cantidad de mineral que tienen.
Que el propio motor de la moto puede afectar a la indicación de la brújula y
que al final la brújula no siempre apunta al norte, en ciertas latitudes puede
llegar a apuntar al sur. ¿Cómo te has quedado? Pues así me quedé yo. Si te
sacan de paseo, te llevan a comer, te resuelven dudas existenciales y si al
final coge Eme y nos lleva a un sitio llamado Larco Mar a ver la puesta de sol
en la que sólo nos faltó darnos todos la manita y ponernos a cantar: -all we
are saying… is give peace a chance… pocas más cosas se pueden pedir (alguna se
me ocurre pero estamos en horario infantil)
Puesta de sol en Larco Mar |
Pasé
pues la tarde-noche entretenido, desconecté bastante del tema moto, viaje,
kilómetros y bolivianos (ah perdón, que no iba a hablar de los bolivianos…) y
me vino bastante bien. De veras muchas gracias!!!
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