Igual
que el día de ayer fue intenso en emociones, el de hoy ha sido un día bastante
plano. Hoy terminaba mi estancia en Bolivia y la comenzaba en Perú. Como no tenía
que hacer muchos kilómetros me lo he tomado con calma. Hoy he dormido fatal, y
después de dar setecientos millones de vueltas en la cama he decidido
levantarme e ir a dar una vuelta por La Paz. Ayer entre que llegué tarde porque
estaba todo cortado y que tardé en salir del hotel, al final lo que vi de La
Paz, lo vi por la noche así que hoy he hecho el mismo recorrido pero de día. He
subido también (casi me da un paro cardiaco) a un mirador llamado Kili Kili y
las vistas de La Paz desde allí son espectaculares.
Como dije ayer, no había visto una cosa semejante en mi vida. La ciudad está en una especie de hoya rodeada de montañas y todo está construido, realmente curioso. Sinceramente no creo que La Paz tenga nada en especial, evidentemente en un día de visita es difícil verlo pero me ha gustado. No sé si era que me la esperaba muchísimo peor y eso ha hecho que luego me haya gustado.
Vista desde Kili Kili |
Como dije ayer, no había visto una cosa semejante en mi vida. La ciudad está en una especie de hoya rodeada de montañas y todo está construido, realmente curioso. Sinceramente no creo que La Paz tenga nada en especial, evidentemente en un día de visita es difícil verlo pero me ha gustado. No sé si era que me la esperaba muchísimo peor y eso ha hecho que luego me haya gustado.
Ejemplo boliviano de hospitalidad con los extranjeros |
Después
de mi visita a la ciudad he puesto rumbo a las ruinas de Tiwanako. Eso si que
ha sido decepcionante. Esperaba muchísimo más y de veras no sé porqué. Tenía la
idea de que las ruinas eran la pera y sinceramente me han parecido una castaña
en toda regla.
Tihuanaco |
A
pocos kilómetros de allí está la frontera entre Bolivia y Perú. Curioso paso
fronterizo, aplican lo del tratado Schengen sin tenerlo. Allí pasaba todo el
mundo como Pedro por su casa, ni garitas, ni barreras ni nada. Los trámites han
sido sencillos y rápidos en ambas fronteras. Después de mi incidente con los
policías bolivianos he hecho un pequeño cambio en cuanto a mi documentación y
a la de la moto. Ahora, para “enseñar”, llevo fotocopias en color y los
originales los tengo a buen recaudo. Aprovechando que pasaba una frontera he
probado a ver qué tal funcionaban las copias y funcionan de perlas. Me han
hecho todo el papeleo con los documentos de palo y ni se han enterado. A partir
de ahora no saco los originales ni a punta de pistola, así si empiezan a
hacerme chantajitos de que no me los devuelven, etc., por supuesto haré teatro
y todo lo demás pero estaré más tranquilo.
La único anecdotilla que me ha ocurrido hoy ha sido la siguiente. Mi intención era
gastarme los pocos bolivianos que me quedaban echando gasolina antes de la
frontera. Al final no he encontrado ninguna antes de cruzar y me he metido en
Perú, con bolivianos en un bolsillo, sin un solo “sol” (moneda de Perú) en el
otro y sin apenas gasolina en el depósito (esto no es del todo cierto). En el
lado peruano no había ningún cajero para sacar dinero y en el sitio del cambio
de dinero me daban dos chapas por mis euros. He vuelto a hacer cálculos
integrales para ver si llegaba a Puno o no con la gasolina que tenía, teniendo en
cuenta que me habían dicho que había una gasolinera bastante más adelante dónde aceptaban tarjeta. Me he puesto en camino y al poco de salir del pueblo he visto
una gasolinera y me he dicho: -lo mismo aceptan bolivianos… He parado, le he
preguntado al tipo, al principio me ha dicho que no, luego me ha preguntado que
cuantos bolivianos tenía, le he dicho que 90, ha hecho cálculos y me ha dicho
que por ese dinero me lo cambiaba por 20 soles en gasolina. En el momento yo no
tenía ni idea de cómo estaba el cambio pero sin saber mucho me estaba dando en
la nariz que me estaba metiendo una timada de las buenas. Pero esta vez, el
timador ha salido escaldado. Me ha echado la gasolina, le he dado la pasta pero
tenía truco. Le di un billete de 50 y cuatro de 10, lo que pasa es que mi
billete de 50 no era del todo bueno. El asunto era que estaba pegado con celo y
una mitad era de un billete con una numeración y la otra mitad con otra. Me
colaron ese billete en Uyuni y cuando luego fui a pagar me dijeron que no era
bueno. Lo intenté colocar 70 veces pero no había manera, siempre me pillaban. Estaba
condenado a quedarme con él pero… le largué pues el billete a mi amigo el gasolinero honesto que al final, cuando he visto el cambio oficial se ha
quedado con lo comido por lo servido. Sé que este anécdota no dice mucho de mi
pero como dice el dicho ese… Quien tima a un timador, 100 años de perdón.
Llegué
a Puno, he estado dando una vuelta por aquí y la verdad es que mucho no tiene.
Por lo menos ya tengo dinero en el bolsillo. A ver qué pasa mañana.
Ps. Hoy es el cumpleaños de mi madre..., muchas felicidades mamá, no te preocupes que no estoy corriendo y no me estoy metiendo en líos :-)
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