Mi
idea inicial cuando pensé en hacer este viaje era sencillamente “montar en
moto” y ver qué es lo que se que cocía por América “desde la moto”. El problema
es que soy un ansioso, lo quiero todo y ostras, ya que vengo hasta aquí y paso
cerca de ciertos sitios emblemáticos, tendré que verlos, ¿no? Y si bien es
cierto que ir viendo las cosas desde la moto te da la oportunidad de ver cosas
que quizás de otra manera no las verías, reconozco que estoy contagiado por el
virus del “turista de masas” y quiero ver los sitios emblemáticos de cada lugar.
Ayer
me quedé un poco fastidiado por no haber podido ver nada de lo que tenía en
mente así que anoche antes de meterme en la cuna sopesé la idea de volver sobre
mis pasos e intentar ver al menos algo. Tenía la esperanza de que el día
amaneciese algo mejor pero no tuve suerte. Aunque el día estaba algo más
despejado, me da a mi que por estas latitudes pocos días hay de sol y moscas.
A
pesar de la jarana que había por el barrio y que después de Lady Gaga me
pusieron los grandes éxitos de Boney M, fue apagar la luz y quedarme frito. No
sé si por las pesadillas de que un volcán entraba en erupción o que me caía
dentro de un cráter, a las 7 de la mañana estaba con los ojos como platos así
que, en vista de que no hacía bueno para volver sobre mis pasos, decidí irme a
dar una vuelta por Quito. En mi opinión, Quito no es la pera y el centro
histórico… El problema es el siguiente, todas estas ciudades que en su día
formaron parte de las colonias españolas están más o menos cortadas por el
mismo patrón. Imagino que si yo fuese japonés y viese lo que tienen por aquí me
quedaría ojiplático pero como soy español, el centro histórico de cualquiera de
estas ciudades se parecen al centro histórico de por ejemplo Salamanca y la
única diferencia, a parte de que cada ciudad tiene sus edificios emblemáticos,
es que en vez de haber salmantinos por las calles, hay ecuatorianos. Así pues,
o la ciudad tiene algo peculiar (como es el caso de La Paz o Lima), o la cosa
no me dice mucho.
He
de reconocer que muchas veces me siento envidiosón de no ser de aquellos que
“disfrutan” como enanos cuando “experimentan” las cosas. Me encantaría “sentir”
las cosas como lo hacen los que escriben en la Lonely Planet, pero no soy
capaz. En mi cruzada particular contra esta guía, no sé si no la trago porque
no soy capaz de ver las cosas como ellos lo ven o porque no soporto ver las
hordas de turistas, todos con la guía debajo del brazo, haciendo cola en el “Café
del Inca” donde Johnny (el dueño canadiense que aún no habla español después
de treinta y dos años por allí) sirve los mejores “Suspiros del Inca Yupanqui” (té del
Pryca con leche condensada) mientras su perrita Malinche ladra cuando la gente
deja propina. También puede que sea porque recuerdo que mi padre y yo nos
poníamos de los nervios cuando veíamos los programas que ponían en la tele,
donde un tal "Ian Wright" (el viajero de turno del programa) se dedicaba a poner caritas
de asco cada vez que probaba un “plato exótico” que podía ser desde una
cucaracha a la parrilla en Borneo hasta una loncha de jamón de pata negra en
Jabugo. Yo nunca he llegado al “éxtasis” al que llegaban en esos programas
cuando se metían en medio de, por ejemplo Quito, y disfrutaban del bullicio de
sus calles, de sus magníficos mercadillos y de los maravillosos buñuelos fritos de los puestos callejeros. Si hubiese sido yo el que hubiese
hecho la crónica, hubiese dicho que Quito necesita una lavadita de cara, que no
hay más que pelmas por la calle llamándote “amigo” todo el rato, que vaya
mierda de tiendas que no venden más que gorritas de los Bulls de Chicago y
fundas para teléfonos móviles y que el aceite de los buñuelos tiene peor pinta
que el aceite de mi moto después de 20.000 kilómetros.
La cartelera quiteña |
Y en el fondo me jode no
ser capaz, o ser lo suficientemente abierto de mente, para disfrutar de todo
eso como ellos disfrutan. Además, siempre que luego veo las fotos de los sitios
en los que supuestamente he estado me pregunto: - ¿pero yo he estado allí?
Vista de Quito |
Así
pues mi visita por el centro de Quito, vaya… Quizás lo que más me ha gustado ha
sido subir a un mirador llamado El Panecillo. El sitio me ha gustado, llegar
hasta él, no. Como tenía tiempo, estaba dando un paseo y soy toli, en vez de
subir en taxi o en bus se me ha ocurrido la idea de subir a pata… y a qué mala
hora. La madre que me parió, no me he acordado de que Quito está a 3.000 metros
y casi me da un paro cardiaco. La vista merece la pena, la perdida de años de
vida no.
Cómo te quedas después de subir a pata hasta el Panecillo |
Además de ver la vista desde el mirador, me he quedado más tranquilo pues he llegado a la
conclusión de que días despejados, despejados no deben de tener muchos por aquí.
En el mirador había la típica foto panorámica de los sitios que se podían ver
desde allí y los volcanes que están rodeando la ciudad estaban cubiertos hasta
en la foto!!!
Después
de visitar el centro de Quito, he vuelto al hotel a por la moto y a por los
trastos y me he ido a ver un sitio llamado “La mitad del mundo”. Es un tinglado
que han montado con motivo del Ecuador, los hemisferios, la
latitud…
Latitud 0° 0' 0'' |
Una turistada más que no merece mucho la pena y lo único por la
tontería de decir que tenía una pata en un hemisferio y la otra en el otro,
hasta yo he caído!!! (Y reconozco que me ha hecho ilusión)
Paralelo cero |
Concluida
mi visita a Quito y sus alrededores he puesto rumbo a Colombia. El camino hasta
la frontera está bonito. Los trámites de la frontera han sido bastante rápidos
saliendo de Ecuador y no tanto (aunque no han sido terribles) entrando en
Colombia. Lo del sello del pasaporte siempre es rápido pero lo de la aduana de
la moto… en cada país tienen lo suyo. Hoy me ha tocado el funcionario de aduanas
que se lo lee todo. Les he vuelto a largar los “papeles de palo” y han vuelto a
darlos por buenos (como lea esto el ministro del interior de Colombia me meten
en la cárcel por falsedad documental). Como decía, el tipo de la aduana era
“lectorcín” y ha leído una cosa en el permiso de circulación sobre la ITV. En
España cuando te piden los papeles hay que dar el permiso de circulación y la
tarjeta de la ITV (que ahora no caigo como se llama). Mi tarjeta de la ITV está
en algún sitio en alguna de las maletas y no la he sacado en todo el viaje.
Cuando el tipo me ha preguntado, he pensado que no quería ponerme a abrir
maletas, sacar bolsas… y le he dicho que esa tarjeta te la dan a los cinco años
cuando pasas la ITV… no le ha molado mucho mi respuesta, a pesar de que he
hecho una interpretación de nominación para los Oscars, y ha empezado a poner
pegas. He capeado el temporal como he podido y al final ha pasado por el aro.
Aún así el muy mamón, en la carta de la aduana ha puesto una anotación en la
que pone algo sobre la ITV, no he querido mirar mucho haciendo como que no me
importaba pero casi me quedo bizco como Trueba de tanto forzar el ojo para ver lo
que escribía.
Pasada
la aduana he entrado en Colombia algo más tarde de lo que era mi deseo y eso
significaba que se me iba a hacer de noche. Además de que no me gusta ir de
noche por si me pasa algo, a ver quien me saca luego de ahí, el hecho de que
fuese “Colombia”… Seguro que luego no pasa nada y es el país más seguro del
planeta pero ya me estaba imaginando a las FARC cortando la carretera y
pidiéndome la tarjeta de la ITV… - no la tengo, Sr. guerrillero. En una de estas, he parado en una bifurcación
para preguntar a unos policías por dónde era y cuánto quedaba. Me han
preguntado que de dónde era, cuanto llevaba viajando y se han ofrecido a “escoltarme”
unos cuantos kilómetros. Al final han sido unos 30 y me he sentido como “el
Juanqui” cuando sacaba la moto de la Zarzuela y le seguían los escoltas.
Al
final he llegado a Pasto, me ha costado otra vez Dios y ayuda encontrar el
hostal aunque esta vez no he sido yo el culpable, sino Google Maps que a veces
mete la pata.
Luego dicen de Colombia |
He dejado pues Ecuador y sigo en una pieza que es lo importante.
A ver mañana qué es lo que pasa.
La etapa del día |
Tienes que cambiar el pie de foto, ahí no has estado en el "meridiano cero", para eso no tenías que salir de España, has estado en el paralelo cero = Ecuador.
ResponderEliminarLa siguiente etapa ¿ hasta donde ?, ¿ Popayan o Cali, por la ruta 25 ?.
Madre mía qué tuercebotas!!! Y mira que tenía el 50% de posibilidades de acertar!!! Será que estoy loco por volverme a España??? Ya está arreglado, gracias!!!
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