jueves, 19 de febrero de 2015

15 de febrero de 2015 – Vilacaya- La Paz – 627km – 10h

Llevo intentando escribir esto un buen rato y no soy capaz de hacerlo. Bueno, capaz si soy pero lo que escribo no me acaba de convencer. Tampoco es eso, convencerme me convence pero creo que no debo escribirlo. Y no debo porque reconozco que tengo una rabia dentro que no soy capaz de contenerla. He empezado varias veces a escribir pero a medida que lo hago me voy calentando, me voy desahogando y cuando lo releo… Así que he decidido que o bien lo reescribo cuando se me pase el calentón o bien lo dejo estar.

¿Y por qué tengo este “calentón”? Aunque sé que no debería decirlo y no es políticamente correcto si no lo digo voy a reventar. Lo estoy porque los bolivianos son unos “empanaos”.

El día ha sido un día de transición. Mi intención era llegar a La Paz y lo he hecho mejor y más rápido de lo que esperaba. La entrada en La Paz ha sido un infierno pues estaba todo cortado al estar celebrándose el carnaval y algo que me ha sorprendido es que La Paz me ha gustado mucho más de lo que esperaba. Esperaba un antro, que lo es, pero tiene su encanto. Además, la vista de la ciudad cuando entras es espectacular, no había visto algo semejante en mi vida. La ciudad no vale un pimiento pero a mi me ha gustado.



En teoría a partir de hoy empieza de alguna manera lo desconocido para mi en este viaje. Hasta ahora he pasado por muchos sitios en los que ya había estado y salvo cuando pase por un lugar de Perú llamado Chiclayo que es donde estuve con la ONG o entre en Estados Unidos, todos los sitios por los que tengo pensado pasar los desconozco por completo y jamás he estado. ¿A ver qué tal?

Siento ser tan breve pero por una vez voy a ser prudente en vez de soltar lo primero que se me pasa por la cabeza. Dios mío, estoy madurando!!!

La etapa del día



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