Después
de mi periplo nocturno de ayer, llegué por fin a Cabanaconde que es el pueblo
más cercano al Mirador Cruz del Cóndor. Mi intención esta mañana era ir para
allá a ver si veía alguno. Por la noche los chicos del hostal me habían dicho
que la hora buena para verlos era entre las 7:00 y las 8:00 y que salían sí el
día estaba despejado. Al parecer los últimos días el tiempo había estado muy
nublado y no sabían cómo iba a estar a la mañana siguiente. Me metí en la cama
rezando “cuatro esquinitas tiene mi cama…” para pedir que al día siguiente
hiciese bueno y como rezo poco y no soy muy pedigüeño me debieron de hacer caso
y amaneció un día espectacular.
A
pesar de mis intentos, antes de las 8:00 no pude estar listo y cuando lo estuve, salí pitando hacia el mirador. Como me habían dicho que entre las 7:00 y las
8:00 era la mejor hora para verlos, tenía el temor de que se hubiesen pirado
todos. Cuando llegué, había un par de coches en el aparcamiento y pensé: -
mecachis, ya se han vuelto a sus nidos y se ha pirado todo el mundo!!! De
detrás de un matojo apareció un “guarda turístico” de la zona. Le pregunté si
se habían escondido ya los cóndores y me dijo que todavía no se habían echado a
volar. Eso me tranquilizó. Acto seguido el guarda me dijo que tenía que pagar
por ver los cóndores, esto es la leche!!! Le pregunté cual era el precio y
cuando me dijo que 10 soles para los peruanos, 20 para los sudamericanos y 80
para los extranjeros, en menos de tres segundos me nacionalicé argentino.
Una
vez solucionado el tema de la “entrada” me bajé hacia los miradores. El sitio
es espectacular, el famoso cañón del Colca, es un cañonazo y ya sólo por verlo merece la
pena. Además me hizo ilusión “ver” lo que no había visto la noche anterior
cuando llegué y estaba todo oscuro.
Cañón del Colca |
Pero como somos unos tocapelotas y siempre
queremos más, yo estaba allí para ver a los cóndores, había renunciado incluso
a mi nacionalidad por ello y ahora quería cóndores en el aire. Pasaban los minutos
y ahí no se veía ni un colibrí. Sé que en el mundillo de los ornitólogos una de
las claves es la paciencia. Sé que esto no va tipo: - cóndor Paquito, va, sal
que es el turno de las 8:20. Pero joder, hacía cuatros o cinco días que había
estando nublado, si lo está no salen, luego estarían hambrientos. Estuve por
asesinar y posteriormente descuartizar a un par de peruanos que estaban a mi
lado a ver si así se arrancaban por bulerías los pajaritos. Seguía pasando el tiempo y ahí no aparecía ni Dios. Me estaba tirando de los pelos por no haber madrugado más aunque el
guarda me había dicho que no habían salido. De repente a lo lejos se empezó a
ver una sombra y efectivamente era uno que se había echado a volar. Estaba tan
lejos que si me hubiese quedado en Madrid lo habría visto mejor. Luego se
arrancó otro y algo más tarde un tercero. El problema es que estaban lejísimos,
porque son grandes, si no… Seguían volando y cada vez sus vuelos eran más
amplios y se iban acercando más. Y por fin se obró el milagro. Uno de los tres
se vino para mi zona y fue entonces cuando se produjo la apoteosis. El cóndor hizo
varias pasadas por debajo de donde estaba nuestro mirador y lo pude ver
bastante bien. Lo mejor de todo es que no contento con eso hizo varias pasadas
más a nuestra altura y luego otras más por encima. Hubo una de ellas que estuvo
realmente cerca. Es realmente impresionante, vaya bicharraco y qué envergadura
que tiene. En el curso acelerado que hice, parece ser que los que tienen blanco
en el lomo o en las alas son los cóndores adultos y este era un macho alfa de
los buenos, era el cóndor más grande de todo el Valle del Colca. Me acordé de
un compañero de trabajo que le encantan los pájaros y creo que si hubiese
estado aquí, habría que haberle hecho el boca a boca. La foto es una castaña
pero te la dedico Javier.
Cóndor |
Después
de estar un buen rato más en el mirador, salieron otros cuantos cóndores más
pero ya ninguno pasó tan cerca como el primero así que recogí mis trastos y
emprendí el camino. Sabía que tenía una jornada bastante larga y sin mi mapa y
sin internet para mirarlo, con mi chungo-mapa en la mano tenía dos opciones para
ir hasta Nazca, una volviendo hasta Arequipa y deshaciendo casi 200 kilómetros
de los que había hecho ayer y otra cortar por una carretera que me habían dicho
que era un camino de tierra. A pesar de mi
animadversión al ripio pensé que lo de deshacer el camino me iba a doler así
que por el camino que me fui. No me arrepentí al principio pues el camino era
bastante bueno, no tenía a penas dificultad ni cosas malas y transcurría por un
paisaje muy bonito. Me dijeron que tardaría 3 horas y media en llegar hasta la
carretera y la verdad es que aquí los tíos clavan las mediciones de las
distancias. Tardé 3h40 en llegar a un lugar llamado Pedregal que realmente
hacía honor a su nombre. Los últimos kilómetros del camino de tierra no habían
sido tan buenos, estaba súper bacheado y acabé un poco hasta el moño. Fue muy
curioso el cambio de paisaje que vi a lo largo del camino. Empecé en una
especie de valle verde y montañoso que era un vergel y acabé en un secarral en
pleno desierto.
Llegado
a la carretera quise hacer las cosas bien y como era la hora de comer paré a
hacerlo. Fue en un restaurante que tenía buena pinta, al menos estaba
limpito y pedí el menú del día. Me dieron una especie de sopa de arroz con
pollo que estaba bastante buena y luego unos tallarines verdes con pollo frito
que también lo estaban.
Menú del día |
Cuando fui a pagar lo mejor fue el precio. Cuando la chica que me atendió, que tenía carita de ángel, me dijo que eran 8 soles
(2,31€), casi me da algo. Le pedí disculpas por tener que pagarle con un billete
de 50, me dijo que no había problema y me fui. Ah, antes me dijo que para
llegar a Nazca se tardaban 6 horas y eso me dolió pues eran las 2 de la tarde y
eso significaba que iba a llegar de noche otra vez.
Un
centenar de kilómetros después paré a echar gasolina. Cuando fui a pagar le di
la pasta al gasolinero y me dijo que uno de los billetes de 20 que le había
dado era falso. Me estuvo explicando porqué y efectivamente era más falso que
la sonrisa de un político. Le tuve que dar otro que no lo era. Menuda hija de
puta la “carita de ángel”!!! Con su sonrisita me había largado un billete de 20
soles falso así que el menú de 8 soles me había costado 28, vamos que ni en el
Bulli!!!
Continué
mi camino y si en Chile acabé frustrado porque la carretera no iba pegada a la
costa, hoy he tenido empacho. Kilómetros y kilómetros de carretera pegada al
mar, curvas y curvas y más curvas que al principio molan pero cuando tienes 6
horas por delante dejan de molar. Además la carretera está llena de camiones y
para los camiones las motos son lo mismo que nada. En varias ocasiones he
tenido que tirarme al arcén porque se ponen a adelantar y les da igual que estés
ahí. Además es curioso como hay constantemente carteles que pone “manténgase a
su derecha” y es porque les encanta invadir el carril contrario. En las curvas
les encanta cortarlas y tienes que realmente andarte con cuidado porque como vayas
confiado te llevan por delante.
Otra
curiosidad que me ha sorprendido es que a pesar de ser un secarral, el desierto
está a tu derecha y el mar a la izquierda, de alguna manera se las han
ingeniado para que en muchos sitios entre el mar y el desierto, haya una franja
que está verde, verde y dónde cultivan un montón de cosas. Y eso es así durante
kilómetros y kilómetros.
Desde
luego playas hay para aburrir, para los “alternatas” que les gustan las playas
salvajes y apartadas desde luego que este es su lugar. Hay playas kilométricas
sin absolutamente nadie y con bastante buena pinta.
Finalmente
los augurios de “carita de ángel” se cumplieron y tardé 6 horas en llegar.
Cuando llegué era de noche, no tenía hotel en Nazca, me puse a buscar y la
verdad es que he tenido bastante suerte. He encontrado una especie de hotel
“para citas” que está muy apañado, todo muy limpio, garaje para dejar la moto y
con wifi cañón. Además estoy sólo porque el “horario infiel” es más por la
mañana y por la tarde según me ha dicho la recepcionista.
Mañana
a ver las líneas de Nazca, a ver qué tal están.
¡Ostras, Álvaro! Realmente hay que andarse con cuidado en carretera con los adelantamientos de los camiones. Ni línea continua ni que venga otro vehículo de frente ni gaitas... Lo que sí está claro que mereció la pena ver el vuelo del cóndor, y con ''carita de ángel'', bueno, son cosas que pasan...en todos lados. Un abrazo desde Valladolid.
ResponderEliminarJajajaja! Bueno, está claro que al final "El cóndor pasa"... :D¡Me parto con tus historias!
ResponderEliminarPor qué será que algunos hemos pensado igual. Cuidado con la carretera y los camiones que esos no son como los Barreiros de Virgilio!! Y cuidadín con las "caritas de ángel" que al final resultan unas lagartas jajajajaja
ResponderEliminarHola Álvaro.
ResponderEliminarGracias por la dedicatoria, como me hubiera gustado estar allí!, salvo por tu boca a boca....
Te has vuelto un auténtico ornitólogo, pájaro! Sigue escribiendo que llegaras a ser cinturón negro como "story-teller". Un abrazo fuerte Rastitas. Soy Sergio (creo que saldrá como Anónimo)
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