Hoy
probablemente ha sido el día que más kilómetros he hecho y vaya a hacer en este viaje. Y no lo he hecho por gusto, no. Mira que hoy
había hecho los deberes, había madrugado y a las 8:30 estaba encima de la moto
listo para empezar. Salí del hotel, a la gasolinera que me fui y cuando echaba
gasolina tuve la brillante idea (otras veces no lo hago) de preguntar al
gasolinero qué tal era la carretera para ir hasta un pueblo llamado Chilecito.
La respuesta de este fue que la carretera estaba cortada por obras y que para
ir hasta allí tenía que dar una vuelta de 250 kilómetros. Cuando me dijo eso
casi me da un paro cardiaco, se lo volví a preguntar sesenta veces y él
insistía en que estaba cortada y que tenía que dar la vuelta. Aún así me
recomendó que fuese a la comisaría de policía para cerciorarme mejor. Allá que
fui y cuando pregunté en la comisaría me confirmaron las informaciones del
gasolinero. Algo debe de estar cambiando en mi interior porque he de decir que
a pesar del ultra dolor que eso me supuso, me rehice en seguida y me dije: -
cuanto antes salgas, antes llegas. Me monté en la moto y a tirar.
He
de reconocer que el hecho de tener que dar ese vueltón me lastró el resto del
día. Mira que hice por animarme, por verle el lado positivo pero no hubo
manera. Además el paisaje no acompaño demasiado y salvo un tramo que estuvo
chulo y los últimos 20 kilómetros el resto era para cortarse las venas. Tenía
el pequeño aliciente de pasar por un pueblo que se llama Chilecito. Me hacía
ilusión porque el Dakar desde que se celebra en Sudamérica ha pasado varias
veces por allí y pensé que sería por algo. Y efectivamente hay una razón, pasan
por allí para desmotivar a los corredores y que se retiren. Vaya sitio chungo
por dios!!! (menos mal que ya he pasado y si algún local lee esto algún día ya
estaré muy lejos) Es un pueblo feo, feo, lleno de mierda, secarral y donde hace
un calor de mil demonios. Terrible!!! Además luego el paisaje es árido, árido.
Me compré en el pueblo unas empanadas (chungas como el pueblo) y como allí no
encontré un lugar dónde sentarme a comerlas pensé en encontrar algún lugar en
el camino. Anduve varios kilómetros y no encontraba un sitio decente donde
pararme a comer, no había un árbol donde cobijarse del solazo que pegaba.
Finalmente paré y me tiré debajo de un arbustillo. Mi “lunch break” fue
evidentemente muy breve pues no hay Dios que parase allí y continué mi camino.
Gran
parte del recorrido lo hice por la Ruta 40, famosa en el mundillo de los
viajeros en moto. No entiendo muy bien por qué, a mi me parece una ruta
aburrida, con rectas infinitas, un calor insoportable y que pasa por pueblos
con cero encanto. Cierto que no la he hecho entera, tiene cinco mil y pico
kilómetros, pero me he metido 830 y creo que puedo opinar.
Sé que me repito más que el ajo pero en mi opinión estas carreteras no están hechas para andar en moto, esas rectas, ese paisaje tan monótono, ese viento huracanado (menos que en la Ruta 3), son aburridísimas y las cosas bonitas que tiene están demasiado lejos unas de las otras.
Sé que me repito más que el ajo pero en mi opinión estas carreteras no están hechas para andar en moto, esas rectas, ese paisaje tan monótono, ese viento huracanado (menos que en la Ruta 3), son aburridísimas y las cosas bonitas que tiene están demasiado lejos unas de las otras.
Ruta 40 |
Recorrí
pues los 832 kilómetros haciendo un esfuerzo mental y físico considerable y
finalmente llegué a Cafayete. Está en la región del vino de por aquí, es una
especie de Haro argentino. Hay un montón de bodegas y por lo menos el entorno y
el propio pueblo están más cuidados y son más atractivos que el resto de
pueblos anteriores que cuando los ves se te cae el alma a los pies. Coincidí en
el hotel nada más llegar con un brasileño que también anda en moto. Me dijo que
había quedado con dos colombianos a cenar y que si quería me podía apuntar.
Después de 11h de monólogo interior estaba ávido de relacionarme con alguien
así que me duché y allá que me fui. Fue la verdad una cena bastante agradable,
como no, estuvimos comentando cosas sobre viajar en moto, lugares para ver,
etc. Y entre cerveza y cerveza (que estaban congeladas) acabamos primos
hermanos.
El
hecho de viajar, de hacerlo en moto, de hacer un viaje semejante, conocer
sitios tan distintos… puede parecer desde fuera algo muy atractivo, excitante,
aventurero. Hay días que efectivamente es así pero cuando uno lo ve desde
dentro, en el “making-of” del viaje, hay días como este que son para cortarse
las venas. Las fotos que luego se enseñan, las anécdotas que luego se cuentan,
tapan días como este, pero está claro que bodrios como este hay que comerse,
imagino que es el precio de la fama.
Etapa del día |
Vaya con chilecito!! (chilecito picante diría yo).
ResponderEliminarBueno, como dices no todos van a ser caminos de rositas. No te desanimes!!
Haberte bebido con los nuevos primos un buen reserva de la región jejeje
Ánimo tío, no todos los días vas a conocer a un Rastitas ... Por cierto, hasta el momento sensación de inseguridad 0, ¿no? Aunque solo sea porque no ves un alma en todo el día, pero me da la impresión de que no estás por el momento preocupado por tu integridad, ¿verdad? Supongo que en Colombia empezará lo bueno ...
ResponderEliminarPor ahora cero super cero. Creo que Buenos Aires es tela marinera pero el resto bastante tranquilo. Ya iré viendo
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