martes, 10 de febrero de 2015

9 de febrero de 2015 Villa Unión – Cafayate – 832km – 11h

Hoy probablemente ha sido el día que más kilómetros he hecho y vaya a hacer en este viaje. Y no lo he hecho por gusto, no. Mira que hoy había hecho los deberes, había madrugado y a las 8:30 estaba encima de la moto listo para empezar. Salí del hotel, a la gasolinera que me fui y cuando echaba gasolina tuve la brillante idea (otras veces no lo hago) de preguntar al gasolinero qué tal era la carretera para ir hasta un pueblo llamado Chilecito. La respuesta de este fue que la carretera estaba cortada por obras y que para ir hasta allí tenía que dar una vuelta de 250 kilómetros. Cuando me dijo eso casi me da un paro cardiaco, se lo volví a preguntar sesenta veces y él insistía en que estaba cortada y que tenía que dar la vuelta. Aún así me recomendó que fuese a la comisaría de policía para cerciorarme mejor. Allá que fui y cuando pregunté en la comisaría me confirmaron las informaciones del gasolinero. Algo debe de estar cambiando en mi interior porque he de decir que a pesar del ultra dolor que eso me supuso, me rehice en seguida y me dije: - cuanto antes salgas, antes llegas. Me monté en la moto y a tirar.

He de reconocer que el hecho de tener que dar ese vueltón me lastró el resto del día. Mira que hice por animarme, por verle el lado positivo pero no hubo manera. Además el paisaje no acompaño demasiado y salvo un tramo que estuvo chulo y los últimos 20 kilómetros el resto era para cortarse las venas. Tenía el pequeño aliciente de pasar por un pueblo que se llama Chilecito. Me hacía ilusión porque el Dakar desde que se celebra en Sudamérica ha pasado varias veces por allí y pensé que sería por algo. Y efectivamente hay una razón, pasan por allí para desmotivar a los corredores y que se retiren. Vaya sitio chungo por dios!!! (menos mal que ya he pasado y si algún local lee esto algún día ya estaré muy lejos) Es un pueblo feo, feo, lleno de mierda, secarral y donde hace un calor de mil demonios. Terrible!!! Además luego el paisaje es árido, árido. Me compré en el pueblo unas empanadas (chungas como el pueblo) y como allí no encontré un lugar dónde sentarme a comerlas pensé en encontrar algún lugar en el camino. Anduve varios kilómetros y no encontraba un sitio decente donde pararme a comer, no había un árbol donde cobijarse del solazo que pegaba. Finalmente paré y me tiré debajo de un arbustillo. Mi “lunch break” fue evidentemente muy breve pues no hay Dios que parase allí y continué mi camino.

Gran parte del recorrido lo hice por la Ruta 40, famosa en el mundillo de los viajeros en moto. No entiendo muy bien por qué, a mi me parece una ruta aburrida, con rectas infinitas, un calor insoportable y que pasa por pueblos con cero encanto. Cierto que no la he hecho entera, tiene cinco mil y pico kilómetros, pero me he metido 830 y creo que puedo opinar.



Sé que me repito más que el ajo pero en mi opinión estas carreteras no están hechas para andar en moto, esas rectas, ese paisaje tan monótono, ese viento huracanado (menos que en la Ruta 3), son aburridísimas y las cosas bonitas que tiene están demasiado lejos unas de las otras.



Ruta 40

Recorrí pues los 832 kilómetros haciendo un esfuerzo mental y físico considerable y finalmente llegué a Cafayete. Está en la región del vino de por aquí, es una especie de Haro argentino. Hay un montón de bodegas y por lo menos el entorno y el propio pueblo están más cuidados y son más atractivos que el resto de pueblos anteriores que cuando los ves se te cae el alma a los pies. Coincidí en el hotel nada más llegar con un brasileño que también anda en moto. Me dijo que había quedado con dos colombianos a cenar y que si quería me podía apuntar. Después de 11h de monólogo interior estaba ávido de relacionarme con alguien así que me duché y allá que me fui. Fue la verdad una cena bastante agradable, como no, estuvimos comentando cosas sobre viajar en moto, lugares para ver, etc. Y entre cerveza y cerveza (que estaban congeladas) acabamos primos hermanos.  

Kilometrada del día



El hecho de viajar, de hacerlo en moto, de hacer un viaje semejante, conocer sitios tan distintos… puede parecer desde fuera algo muy atractivo, excitante, aventurero. Hay días que efectivamente es así pero cuando uno lo ve desde dentro, en el “making-of” del viaje, hay días como este que son para cortarse las venas. Las fotos que luego se enseñan, las anécdotas que luego se cuentan, tapan días como este, pero está claro que bodrios como este hay que comerse, imagino que es el precio de la fama.

Etapa del día

3 comentarios:

  1. Vaya con chilecito!! (chilecito picante diría yo).
    Bueno, como dices no todos van a ser caminos de rositas. No te desanimes!!
    Haberte bebido con los nuevos primos un buen reserva de la región jejeje

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  2. Ánimo tío, no todos los días vas a conocer a un Rastitas ... Por cierto, hasta el momento sensación de inseguridad 0, ¿no? Aunque solo sea porque no ves un alma en todo el día, pero me da la impresión de que no estás por el momento preocupado por tu integridad, ¿verdad? Supongo que en Colombia empezará lo bueno ...

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    1. Por ahora cero super cero. Creo que Buenos Aires es tela marinera pero el resto bastante tranquilo. Ya iré viendo

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