El
día de hoy se puede dividir en dos partes. La primera la que he pasado en Viña
del Mar haciendo gestiones y la segunda, la que he pasado encima de la moto y
posterior.
A
las 10:00 de la mañana tenía que estar en la puerta del concesionario para
llevar la moto a pasar la revisión. Además, tenía que quitar la rueda para
llevarla a cambiar a un taller que estaba como unos cinco locales calle abajo.
La primera parte la cumplí, la segunda… Resulta que el taller de ruedas que
abre absolutamente todos los sábados del año, este, estaba cerrado. Nadie de
alrededor me supo dar una explicación así que a ver cómo cambiaba yo la rueda y
dónde. Como estoy haciendo ejercicios espirituales para no contrariarme cuando
las cosas no me salen como espero me dije: - es una señal, no tienes que
cambiar aún la rueda así que… ya la cambiarás. Y así he hecho, he cargado la
rueda como si fuese un poco de equipaje más y he tirado para adelante. Pero
antes de eso tuve que resolver otro asunto. Esa misma mañana, cuando fui a
coger la moto para llevarla a la revisión, me di cuenta de que la llave para
abrir las maletas estaba partida. No me había fijado hasta entonces pero lo
estaba. Y ¿dónde estaba el trozo de llave que faltaba? Pues dentro de la
cerradura de una de las maletas. ¿Y de cual? De la maleta en la que llevo las
herramientas. Otra vez, en lugar de
encabronarme me dije: - es una señal, te toca hacer bricolaje. Me hice con unas
pinzas y después de siete millones de intentos, de mil uys y de cuatrocientos
me cago en la p… por fin logré sacar el trozo de llave de la maleta. Siendo
previsor me había traído una copia tanto de la llave de la moto como de las
maletas y como no quería quedarme con sólo una, a hacer una copia que me fui mientras me
pasaban la revisión a la moto. Entre que eres extranjero y que la llave son de
esas rimbombantes tipo las de coche que tienen el plástico negro por donde se
cogen, los hacedores de llaves también conocidos como cerrajeros me querían
meter una timada de alucinar. Que si la llave era especial, que si tenía chip…
Finalmente después de recorrer unos cuantos (fui al paseo de la fama de los
cerrajeros) di con uno razonable que me dijo: - eso es un llave normal, ahora
mismo te hago una copia. Dicho y hecho, no hice una si no dos y problema
apañado. Terminé pues las gestiones en Viña del Mar y me puse en camino.
Haciéndome la llave |
El
trayecto hasta Vicuña que era mi destino final no tuvo ni pena ni gloria.
Fueron casi 500 kilómetros por autopista y salvo cientos de peajes que hay que
pagar y los millones de puestos de vendedores que hay a lo largo de la ruta,
nada que reseñar.
Parte del camino estuvo bien porque se hacía pegado al mar pero tampoco fue mucho tiempo.
Parte del camino estuvo bien porque se hacía pegado al mar pero tampoco fue mucho tiempo.
Parte chilena de la Panamericana |
Algo con lo que he alucinado ha sido con la velocidad que llevan aquí los camiones. Está claro que aquí tacógrafos pocos. hoy he adelantado a un camión que debía de ir a 120km/h por lo menos, alucinante!!!
Fue mi llegada a Vicuña cuando empezó lo movidito del día. Me presenté allí a las 20:30, uno poco justo para el plan que tenía en mente pero entre la revisión, la rueda, la llave… no pude salir antes. De todas formas tenía tiempo de sobra pues lo que pretendía hacer, que era ir a visitar el observatorio astronómico de Mamalluca que está en Vicuña, empezaba a las 21:00 y mi hotel estaba supuestamente en frente de dónde empezaba el tour.
Fue mi llegada a Vicuña cuando empezó lo movidito del día. Me presenté allí a las 20:30, uno poco justo para el plan que tenía en mente pero entre la revisión, la rueda, la llave… no pude salir antes. De todas formas tenía tiempo de sobra pues lo que pretendía hacer, que era ir a visitar el observatorio astronómico de Mamalluca que está en Vicuña, empezaba a las 21:00 y mi hotel estaba supuestamente en frente de dónde empezaba el tour.
Curioso cartel |
Solucionado
el tema del alojamiento (ya me estaba viendo pernoctando en la gasolinera como
mi amigo Morgan… eso sí, con wifi toda la noche) al observatorio que me fui. El
grupo era de unas 40 personas, la gran mayoría chilenos de vacaciones y una
decena de extranjeros. Cuando llegamos nos dividieron en tres grupos y a mi, no
sé por qué, me toco en el grupo infantil. ¿Qué significa eso? Pues en el grupo
de padres con niños. Había otro grupo “en inglés” (madre mía si lo llego a
saber) y otro que era una especie de visita de grupo concertado. Como
introducción, nos pusieron un par de videos bastante espectaculares aunque no
fui capaz de oír el texto entre gritos de niños, lloros, exclamaciones cada vez
que salía un planeta o una explosión. Después de los videos nos llevaron a cada
grupo a uno de los telescopios de los tres que tenían en el observatorio. La
actividad consistía en que el guía daba una pequeña explicación, luego con un
puntero láser señalaba una estrella o grupo de estrellas y luego uno por uno
(las mujeres y los niños primero) veíamos lo que había indicado en el
telescopio. Eso era a priori, a posteriori fue lo siguiente. La guía dio un par
de pautas de lo que se debía de hacer, en primer lugar no tocar la lente por la
que se miraba, pues era muy delicada y la segunda, no apoyarse en el telescopio
pues eso hace que si está apuntando a una estrella y lo mueves la pierdes de
vista. Pues ¿qué hizo el primero de los
niños que fue a mirar por el telescopio? Poner el dedazo en la lente diciendo:
- ¿tengo que mirar por aquí? El grito de noooooo! de la guía fue inútil, el
dedazo ya estaba puesto así que el resto de la visita tuvimos que ver Tauro, Géminis
y la Vía Láctea con el dedazo del chaval en la lente lo cual hacía que no se
viese un carajo. Si sólo hubiese sido eso… El chavalín de marras se pasó
tocando el telescopio toda la sesión con lo cual era literalmente imposible ver
nada pues si en un principio estaba apuntando a una estrella con los meneos del
chaval acababas viendo un agujero negro. Todo esto con la infinita paciencia de
la guía, que no se cansó de decirle al niño: - no toques, no lo muevas…
cuatrocientas veces y también con la pachorrita de los padres que no le dijeron
ni pío en toda la velada. A pesar de que ver, ver, no vi un carajo, la verdad
es que la visita estuvo bastante bien, vi unas cuantas estrellas, me explicó
unas cuantas cosas muy interesantes y el sitio era privilegiado para ver un
montón de estrellas.
con el instinto paternal que tú tienes ,,,,
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