lunes, 16 de febrero de 2015

14 de febrero de 2015 – Vilacaya – Vilacaya – 14km – 24h

¿Y por qué he venido a Vilacaya? Es un poco largo de contar pero creo que tiempo me sobra para contarlo y así además te enterarás mejor.

Hace cosa de tres años, viendo un partido en el Bernabéu con un amigo, el partido no daba mucho de sí con lo que nos liamos a rajar. Me estuvo contando que había estado durante el verano dos meses en Nicaragua echando una mano en una ONG. Me quedé con la copla, se acercaba el verano, no tenía muy claro lo que hacer en las vacaciones y me pregunté porqué no ir también de voluntario a algún sitio. Jamás había tenido relación con ningún tipo de ONG pero de repente caí en la cuenta que un íntimo amigo mío de colegio había estado en Perú y en Bolivia echando una mano en la ONG que había montado un primo suyo. Le llamé, le consulté y me dijo entusiasmado que no lo dudase y que me fuese para allá. Me dio el teléfono de su primo, me puse en contacto con él y aunque me dijo que habitualmente no enviaba gente porque sí para echar una mano a ninguno de los dos sitios, había hablado con Charlie (mi amigo del colegio) y que por las referencias que le había dado de mi, me fuese cuando quisiese. Me dijo que podía ir a Perú o a Bolivia y al final por una cosas u otras me decanté por Perú. Y allí que me fui casi 20 días en el mes de julio. La experiencia fue muy buena, realmente me gustó y en el mes de febrero siguiente que volvía a tener vacaciones, me fui esta vez a Bolivia. Y aquí estoy, en pleno centro de  Bolivia en un pueblo cercano a Potosí llamado Vilacaya.

¿Y qué es lo que hay en Vilacaya? Pues lo que hay es un centro de acogida para niños no sé si llamarlos semi-huérfanos o cuyos padres no pueden hacerse cargo de ellos y aquí sí pueden hacerlo. ¿Y quien ha montado todo esto? Pues el principal responsable de todo esto en el primo de mi amigo del colegio, un tal Joaquín. Le conozco desde hace algo más de tres años, pero la verdad es que en total nos habremos visto cinco o seis veces y tampoco es que haya intimado con él demasiado. Lo que sí sé, porque lo he visto, es que la tarea que él hace no hay nadie que la pague. Joaquín no es un religioso, ni un místico ni un tipo raro que le haya dado por esto, es una persona completamente normal que en vez de dedicar su tiempo y su dinero a gilipolleces como me dedico yo, tipo darme una vuelta en moto por América durante casi tres meses,  se dedica a sacar adelante a estos chicos y a los que tiene en Perú durante todo el año. No conozco demasiado su historia pero sí sé que él montó esta micro ONG. Con cuatro personas más que le echan una mano en Madrid, unos cuantos socios que pagan sus cuotas y las personas que tiene contratadas tanto aquí como en Perú saca adelante todo esto. Como digo es una micro ONG, no hay camisetitas, no hay oficinas rimbombantes, no hay coches 4x4 para desplazarse por la zona y sólo está él dando el coñazo a diestro y sinestro tanto en Madrid como aquí para que esto siga funcionado.

Cuando me vine aquí el año pasado le pregunté:- Joaquín, ¿y qué coño hago yo allí si a mi los niños… nunca he sido tampoco tipo monitor de campamento y en general no sé hacer la o con un canuto? Y él me contestó: - nada, con estar es suficiente. Y así fue, aquí me pasé algo más de veinte días sin hacer realmente nada, más que estar y efectivamente, fue suficiente. Como digo, no soy muy niñero, de hecho mis amigos se meten conmigo muchas veces porque no soy de los que hace carantoñas a sus hijos y hay hijos de íntimos amigos que ni conozco (y eso que deben de estar a punto de hacer la mili). El caso es que me vine para acá a ver que pasaba. Y la verdad es la cosa salió bastante bien. Los niños eran encantadores, súper buenos (igual que el mamón del telescopio) y muy, muy cariñosos. De alguna manera solo con estar aquí, les estaba dando la atención y el cariño que quizás les falta por sus condiciones familiares. He de decir también que cuando pensé en que esto era un “orfanato” me lo imaginé como el orfanato de Oliver Twist.  Estaba visualizando a los niños escuálidos, con cara de pena, hechos unos desgraciados… Y cuando llegué aquí me llevé una gratísima sorpresa al ver que los niños estaban felices, contentos.

No dudo que en mi estancia aquí yo les diese “todo” ese cariño que les faltaba pero ellos, y todo el conjunto, me dieron una verdadera lección. Después de ambas experiencias, tanto la de Perú como la de Bolivia, sigo siendo el mismo, no me he vuelto un místico, no me he deshecho de todos mis bienes para dedicarme a los demás y en general sigo siendo el mismo mamón de siempre. Desde luego que no me ha hecho mejor persona ni tampoco lo soy por haberlo hecho, pero de alguna manera si que me sirvió como experiencia vital. Cuando viajas por ahí o mismamente sin salir de casa ves los documentales o las noticias sobre la cantidad de “desgraciados” que hay por el mundo, acaba tu viaje, el documental o la noticia y se acabó el recuerdo. Cuando lo vives durante 20 días al menos el recuerdo te dura una semana y muy de vez en cuando te acuerdas de cómo está esta gente.

Ayer, cuando llegué, después de todos los berrinches que me había llevado todo el día (el no poder ver el salar, la multa, el soborno, el atasco de Potosí) tardé 5 minutos en decir: - Álvaro, qué mamón eres. Por lo pronto llegar y que todos los niños viniesen corriendo a darme la bienvenida y a darme abracitos, ayuda. 

Los niños del centro

Cuando volví a verlos en el centro, recordé muchas de las cosas que ya se me habían olvidado. Lo que no se les había olvidado a ellos fue que el año pasado les hice la promesa de que si alguna vez volvía les iba a traer un montón de películas para que ellos pudiesen verlas. Les faltó tiempo para preguntarme cuales les había traído y querían verlas todas. Merendamos primero (es realmente curioso ver cómo se sientan todos en su sitio correspondiente, dónde cada uno tiene su servilletita con su nombre bordado y dónde ninguno empieza a comer hasta que todos están sentados y uno, que es el encargado semanal de poner la mesa, acaba de servir el plato del último. Luego tampoco se levantan hasta que haya acabado el último. Después tuve que hacer la ronda de todos los cuartos para que me enseñasen todas las cosas que les habían traído los Reyes, y finalmente vimos una de las películas que traje. Les he traído más de 30 películas (todas las que me marcaron en mi infancia como Gremlins, ET, Cazafantasmas, además de los últimos éxitos de Hollywood) Finalmente vimos Batman 2, estaban emocionados a pesar de que no dejaban de preguntar una y otra vez quien era Batman, si era Christian Bale, si era el actor que hacía de Harvey Dent…  menos mal que no lo preguntaron también con el Joker (que ellos lo llaman Guasón) Otra cosa muy graciosa es que pueden ver las escenas mas violentas del planeta, oír los peores tacos que jamás hayas imaginado pero eso sí, cuando sale una escena de amor (o sea, dos personas que se besan en la boca, no estoy hablando de nada más) se tapan todos a la vez lo ojos y dejan de mirar la película, es de veras muy cachondo.

Acabó la película justo antes de la cena y en lo que ponía la mesa el encargado, unos se me subían en la chepa, alguno se me enroscaba a una pierna y otros querían jugar a “fuercitas” que es como ellos llaman echar un pulso. Después de cenar todos a hacer cola para lavarse los dientes y a dormir.

Al día siguiente, o sea hoy, hemos tenido actividades varias. En primer lugar los que no habían hecho los deberes del colegio los han tenido que hacer y los que sí, me han pedido que les pusiese otra película. Hemos visto ET y después de la película se han pasado toda la mañana con “mi casa, teléfono”. Después de comer les he tenido que dar una vuelta en moto a los 16 que están por aquí. Les he dado a todos la misma vuelta, todos entusiasmados pero eso sí, cada vez que volvía con uno, todos preguntaban dónde le había llevado. El primero ha dicho hasta la plaza del pueblo, el segundo hasta el cerro y el último sólo le ha faltado decir que le había llevado a Potosí.  Después de la moto me han hecho llevarles al río. Ahí han estado remojándose, tirándose, haciéndose aguadillas hasta que al final antes de volver han aprovechado para darse su baño semanal.

En el río
Después del río la merienda, luego me he tenido que comer 16 partidas de un juego de matar zombies para poder así proclamar quien era el mejor de todos, luego no se han puesto de acuerdo en lo que hacer y ha habido dispersión y ese momento he aprovechado para hablar con dos monjas una italiana y otra colombiana que también tienen otra especie de centro que ayuda a las personas del pueblo y de los alrededores. Me han estado contando cosas de la realidad de aquí y la verdad es que la vida es realmente dura. Y me ha parecido muy curioso un comentario de una de ellas en el que afirmaba que los niños de este centro son los niños más felices del pueblo, a pesar de sus circunstancias y que eso era en gran medida a la labor que hace MADES (http://www.mades.org) (que es como se llama la ONG) con ellos aquí.

Después hemos cenado, se han despedido todos de mi haciéndome prometer que volveré otra vez el año que viene y que me quedaré más tiempo y se han ido a dormir.

Hoy no he visto nada, hoy no he montado en moto pero lo he pasado realmente bien, muchas gracias Joaquín.



Pd. Esta es la cuenta de MADES: 2100-3901-96-0200127659

2 comentarios:

  1. Hemos echado de menos tus aventuras y desventuras, ¡menos mal que has vuelto! Me alegro mucho de que lo hayas pasado tan bien con tus niños, y doy fe de que no eres tan ogro como te crees con los enanos... ;D

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  2. Realmente me ha emocionado tu cuento. Quiero venir en la ong yo tb en agosto. Dime como hacer

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